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Campesinos con cuatro bueyes y una cabra de Berchem

Publicado por A. Cerra

Campesinos con cuatro bueyes y una cabra en un vado, junto a un acueducto en ruinas, de Berchem

El título completo de este cuadro pintado por el artista holandés Nicolaes Berchem (1629 – 1683) es Campesinos con cuatro bueyes y una cabra en un vado, junto a un acueducto en ruinas. Más descriptivo es imposible, tal y como se puso de moda para este tipo de vistas pastoriles en la época.

Berchem era hijo de artista, concretamente de un pintor especializado en bodegones. Sin embargo a él le dio más por el paisaje. Eso sí un tipo de paisaje menos flamenco y más italianizante. De hecho, el pintor viajó a Italia para empaparse de ello. Si bien su gran referente siempre fue un artista holandés coo Jan Both (1618 – 1652), quien a su vez era heredero del arte del gran Claude Lorrain (1600 – 1682) uno de los máximos representantes del paisajismo barroco francés de estilo italianizante con obras como Embarco en Ostia de Santa Paula romana.

En el caso de la obra de Berchem el protagonista es un acueducto de la Antigüedad en ruinas. Eso sí unas ruinas tan airosas y monumentales que destacan en el paisaje. E incluso hacen que el cuadro tenga un formato vertical, algo nada habitual a la hora de la representación de paisajes.

La obra tiene elementos de arte italiano, pero también del propio de los Países Bajos. Por ejemplo ese horizonte tan bajo es característico del paisajismo holandés, mientras que los tonos tan luminosos del cielo serían más meridionales.

Las ruinas aportan el toque clásico y también romántico ya son unas piedras decadentes sobre las que ha ido creciendo la vegetación, plasmando así la idea de nostalgia y de paso del tiempo.

Es interesante ver los juegos de luz que plantea Berchem. Todo el paraje se ilumina desde atrás, algo típico de Claude Lorrain y visible en obras suyas como Tobías y el arcángel Rafael. Es la única fuente de luz, la posterior. No hay una que se encargue de iluminar el primer plano desde delante. Algo que podía provocar que los animales y los campesinos quedaran casi en penumbra. Sin embargo ha colocado en el centro del rebaño una gran vaca blanca que es la encargada de irradiar luz a su entorno.

Esas vacas son todo un símbolo neerlandés. Son vacas lecheras y solo por estar representadas ya significaba un cuadro atractivo para el público de Países Bajos. Pero sin embargo, al ver con detalle las ropas de los campesinos y los pastores se puede descubrir que van ataviados con prendas más propias del mundo rural italiano. Otra muestra más de las fuentes de inspiración del pintor.