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Cristo burlado de Cimabue

Publicado por A. Cerra

Cristo burlado de Cimabue

Al pintor italiano Cimabue, Giovanni Cenni de Pepi, se le tenía como uno de los grandes maestros del arte Gótico y del Prerrenacimiento italiano gracias a unas poquitas obras pero de enorme valía e innovación en su tiempo como era el Crucifijo de Arezzo o diversas Virgen en Majestad. Lo cierto es que no se tenía constancia de que hubiera hecho muchas obras, y si las había hecho no habían resistido el paso del tiempo.

Sin embargo desde hace unos pocos años se cuenta con otra obra creada por él de la que no se sabía nada. Se trata de esta tabla pintada al templo y titulada el Cristo burlado.

Este cuadro había permanecido durante décadas en las paredes de una casa particular francesa, a medio camino del pasillo y la cocina de la vivienda. Concretamente estaba al norte del país, en la localidad de Compiègne. Ahí cumplía con su función devocional para una señora que se había pasado años viendo el cuadro y lanzándole a él sus oraciones, totalmente ignorante de lo que realmente tenía en su poder.

Por cuestión de su edad avanzada, aquella señora tenía que dejar su casa en 2019. Y fue entonces cuando sus familiares hicieron una primera limpieza para quedarse con todo lo que hubiera de valor, para posteriormente poner a la venta tanto la casa como el esto de cosas de su interior. Incluido este cuadrito.

Por fortuna, la empresa que se hizo cargo de todo aquello, llamó un tasador para que valorara todo, y gracias a eso se descubrió que el cuadro era una valiosísima obra de Cimabue. Una imagen que debió formar parte de una especie de retablo sobre la Pasión de Cristo y al que pertenecen otras obras como una Virgen que está en la National Gallery de Londres o la escena de la Flagelación que atesora la Colección Frick en Nueva York.

Obviamente al saber la autoría de la obra se puso a la venta en una subasta, y alcanzó un precio millonario por parte de unos compradores privados no franceses. Sin embargo, el gobierno galo valorando tal tesoro ha decidido vetar su salida del país y no permite su exportación. Lo ha calificado de Tesoro Nacional y posiblemente su destino final se el Museo del Louvre en París.

Y es que se trata de un cuadro perfectamente representativo del arte de Cimabue (1240 – 1302), un gran pintor del gótico que destaca tanto por su uso del dorado con un espíritu completamente distinto al que hasta entonces había inspirado a los iconos bizantinos. Entre otras cosas por introducir cierta idea de perspectiva en sus escenas y también movimiento. Algo que es bien visible en esta imagen realizada con la técnica del temple hacia el año 1280.