Cristo despidiéndose de su madre de Huber
Este óleo pintado sobre una tabla de dimensiones considerables (95 x 68 cm) en realidad formaba parte de un retablo más amplio que realizaría con posterioridad al año 1520 el pintor germánico Wolf Huber (1480/85 – 1553). Una obra que en la actualidad se conserva en la National Gallery de Londres.
A Huber hay que ubicarlo entre un grupo de pintores alemanes que trabajaron en las primeras décadas del siglo XVI en la región alemana de Baviera. Entre ese grupo también estaría Albert Aldorfer, el cual por cierto también pintó un cuadro con el mismo tema.
Es un tema que se puede entender como un preludio de los acontecimientos de la Pasión. De ahí que veamos una escena de lo más dramática, donde las mujeres están en un sentido lamento, e incluso la Virgen María se desmaya al ver como su hijo Jesús se encamina hacia la muerte. Por cierto, de Jesús solo se ve una pequeñísima parte, y básicamente aparece su mano por el lateral derecho en actitud de bendecir.
Es curioso observar a las mujeres que protagonizan el cuadro, todas ellas vestidas con indumentaria de colores y muchos velos blancos, lo cual contrasta enormemente con el fondo oscuro del paisaje que hay tras ellas. Y no solo existe ese contraste, también se puede comparar como sus cuerpos y gestos están dictados por las curvas, mientras que el bosque de atrás es una secuencia de líneas verticales. Sin embargo no es un paisaje mal pintado, todo lo contrario. Lo cierto es que Huber fue un extraordinario pintor de paisajes y se había dedicado a estudiar las perspectivas para dotar a esos fondos de gran profundidad.
Ese aspecto de construir el cuadro y darle verosimilitud es algo que tiene muy en cuenta este autor, y aquí lo podemos apreciar en varios elementos. Por ejemplo, volvamos al grupo de mujeres que ocupan gran parte de la tabla.
Allí vemos como nos las presenta en una especie de secuencia descendente de izquierda a derecha. Desde la que está casi de pie a la desmayada, y esa secuencia también la tiene en cuenta en el repertorio de color que usa, ya que vamos desde los grises y los paños más claros a los tonos rojos y azules de las mujeres reclinadas y en primer plano.
En definitiva, estamos ante una magnífica obra de la pintura alemana (aunque el autor nació en la actual Austria) y la lástima es que no se hay conservado todo el conjunto del retablo completo.