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Cupido quejándose a Venus de Cranach

Publicado por A. Cerra

Cupido quejándose a Venus de Cranach

Al pintor y grabador Lucas Cranach el Viejo (1472 – 1553) se le puede considerar el artista más representativo de la Reforma Protestante en los países del norte de Europa. De hecho, en el año 1505 fue nombrado pintor de corte de Federico III el Sabio, elector de Sajonia y sobre todo protector de Martín Lutero. Por cierto al que Cranach llegó a conocer en persona. E incluso retrató a Lutero en varias ocasiones y hasta le convirtió en padrino de uno de sus hijos.

Durante gran parte de su vida Cranach permaneció trabajando en la corte de Sajonia. Y desde ahí alternó la realización de algunos retratos a amigos suyos con una pintura que cada vez se tornó cada vez más ornamental y también caligráfica. Algo muy del gusto de los aristócratas del momento y que también le permitía reproducir obras a un ritmo considerable gracias a su taller donde también se formaron sus hijos Lucas el Joven y Hans Cranach.

Es decir con su firma salieron un sinfín de obras. Las hay que son retratos y también tiene muchas creaciones de temática religiosa. Pero además hizo un buen número de obras ambientadas en escena de caza y como gran novedad en su momento aparecieron sus célebres desnudos, en los que representa tanto a heroínas del Antiguo Testamento como a personajes de la mitología pagana grecolatina como en este cuadro fechado hacia el año 1525 y que hoy se guarda en la National Gallery de Londres.

En Cupido quejándose a Venus se ven algunas de las cualidades de la pintura de Cranach el Viejo en este género. Son escenas de cierta sofisticación, un elegante recargamiento y un tono sensual evidente. Todo eso se manifiesta en la figura de Venus, cuyo cuerpo delgado y de piel blanca se ve adornado con las caras joyas y un curioso sombrero. Es una escena para el deleite de unos clientes aristocráticos. Para quiénes también aparece el detalle de una pareja de ciervos entre la espesura del bosque, aludiendo a la pasión por la caza en la corte sajona.

Por otra parte, en la zona del cielo se puede leer una tosca versión de un pasaje del poeta griego Teócrito que explica la escena: “Una abeja picó a Cupido en el dedo cuando robaba miel en el hueco de un tronco de árbol. Así, el placer breve y pasajero que buscamos, nos da tristeza y dolor”.

El relato antiguo prosigue con la burla de Venus al pequeño, a quién le explica quelas heridas que provoca ella, o sea, el amor son mucho más dolorosas. Es decir, el cuadro tiene su mensaje moralizante, pese a que la mujer se expone en el centro, atractiva y mirando embaucadora al espectador, como si lo estuviera tentando.