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La Virgen y el Niño bajo un manzano de Cranach

Publicado por A. Cerra
La Virgen y el Niño bajo un manzano de Cranach

La Virgen y el Niño bajo un manzano de Cranach

Esta es una obra pintada al óleo por el artista alemán Lucas Cranach “El Viejo” en el año 1530 y que en la actualidad se conserva en el Museo del Ermitage de San Petersburgo.

Lo primero que hay que decir es que esta imagen es bien distinta a otras contemporáneas, e incluso anteriores, hechas por pintores renacentistas. Mientras que artistas como Filippo Lippi y su Virgen con Niño y dos ángeles, o cualquiera de las Madonnas de Rafael, son verdaderas representaciones del amor materno. En el caso de este artista del Renacimiento alemán, la representación está más cercana a ser una imagen de redención.

Lo cierto es que Cranach nos presenta a una Virgen que es una mujer realmente bella y la sitúa en un paisaje de lo más alegre. Para entenderlo hay que saber que Cranach el Viejo fue luterano, y no solo eso, sino que fue un buen amigo de Martín Lutero, quién dijo de él que era el primer pintor luterano.

Así pues esta imagen encierra un símbolo del protestantismo. Se considera que María vendría a ser una segunda Eva y por lo tanto es una mujer que debe expiar los pecados de su antecesora, al igual que su hijo Jesucristo, con su sufrimiento redimió el pecado original de Adán. En este sentido hay que entender que sitúe a los dos personajes bajo un manzano.

Además, es importante destacar que Cranach fue un pionero en la representación de la naturaleza en sus obras, y esta pintura no es una excepción. El manzano bajo el cual se encuentran la Virgen y el Niño está detallado con una precisión y un cuidado que demuestran el interés del artista por la belleza natural. Este detalle, junto con la serenidad y la belleza de la Virgen, contribuyen a crear una atmósfera de paz y tranquilidad que contrasta con la carga simbólica de la obra.

Y no solo eso, sino que si nos fijamos en el Niño vemos que en su mano lleva un trozo de pan, lo cual también tiene un carácter simbólico, ya que nos expone el tema de la comunión.

En definitiva, este tipo de símbolos, un tanto complejos, están ya vinculados, no solo con la religión, sino también por el momento artístico, ya que se trataría de influencias del Manierismo, algo que paulatinamente se fue acentuando en los contenidos de las obras de madurez de Lucas Cranach el Viejo.

Lo cierto es que fue un pintor que realizó todo tipo de temáticas, ya que se conoce de él obras de carácter religioso, como la que aquí presentamos, y también de tema mitológico como Venus en un paisaje o La Edad de Oro. E incluso, hizo retratos, algunos a personajes realmente poderosos como el Emperador Carlos I, al que retrató en 1533.

Esto nos indica que fue un pintor que gozó de prestigio y que no le faltaron encargos, por eso no extraña que con él trabajaran sus hijos Hans y Lucas, los cuales continuaron con su oficio posteriormente, pero no llegaron a alcanzar las cotas artísticas de su arte, y eso que Hans Cranach contaba con un toque bastante original. Mientras que Lucas Cranach “El Joven” transmite una enorme sensibilidad.

Además, es interesante señalar que Cranach no solo fue un pintor, sino también un exitoso empresario. Poseía una imprenta y una librería, y se sabe que produjo numerosos grabados y libros. Este aspecto de su vida, junto con su amistad con Martín Lutero, le permitió tener un impacto significativo en la difusión de las ideas de la Reforma Protestante. Su influencia en la cultura alemana de la época fue, por lo tanto, no solo artística, sino también social y religiosa.