De camino al trabajo de Lowry
Laurence Stephen Lowry (1887 – 1976) es un pintor inglés con una estética muy particular y reconocible. Además de que gran parte de su producción pictórica se centra en la temática de pintar a la clase media británica en un modo de vida representativo de la era industrial. Una de las muchas obras que se centra en eso es esta tela de 1943 titulada De camino al trabajo.
Su estilo para algunos se puede relacionar con el primitivismo, mientras que para otros se trata de un pintor naïf, ya que lo catalogan de un arte de lo más infantil e ingenuo. Algo a lo que sin duda ayudaron ciertas manifestaciones del propio L. S. Lowry, sobre todo cuando dijo que “él no era un artista. Solo un hombre que pinta”. Seguramente por eso su figura ha sido un tanto desprestigiada por la crítica.
Pese a ello en vida gozó de una popularidad enorme, aunque galeristas y directores de museos solo lo consideraban un aficionado. Algo que con el paso de las décadas ha cambiado. Y una de las cosas que más se valora, además de su personalidad estética, es que trató la sociedad industrial y las fábricas como algo artístico.
De hecho ese reconocimiento ha llegado solo muy recientemente y más que por los críticos e historiadores del arte, ha sido promovido por personalidades del mundo del cine y de la música, muchas de ellas de Manchester y sus alrededores, como el propio Lowry.
Así que se ha valorado que comenzara a valorar la industria como motivo artístico, con sus máquinas, su suciedad, su humo, sus personas casi como máquinas, algo que sin duda no tenía nada que ver con las imágenes más bucólicas de la campiña que habían inundado desde siempre el arte británico.
Son paisajes urbanos baldíos y las personas que allí viven se dedican a trabajar en grupo, sin personalidad, son casi garabatos, muñecos. Y solo tienen un poco de diversión unos pocos días al año, algo que también pintó Lowry en obras como Viernes Santo en Daisy Nook.
Ahora en este redescubrimiento del arte de Lowry quizás haya críticos que para recompensar se han pasado hasta el otro extremo. Por eso algunos relacionan su retrato de la sociedad industrial de mediados del siglo XX con los retratos literarios que hizo en su momento el escritor Charles Dickens.
Y del mismo modo, se están interpretando sus imágenes en clave política, como un alegato de ideas de izquierda. Cuando en realidad él jamás tuvo esa intención. De hecho se declaró conservador y su forma de ganarse la vida fue como cobrador de alquileres de inmuebles.