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Diana cazadora

Publicado por A. Cerra

Diana cazadora

Cuando en el siglo XIX se compró este gran lienzo (192 x 133 cm) por parte del Museo del Louvre de París se pensó que la imagen era un retrato alegórico de Diana de Poitiers, duquesa de Valentinois y amante del rey Enrique II. Sin embargo, con el paso del tiempo semejante identificación se fue negando por parte de los especialistas en arte de finales del Renacimiento francés e inicios del arte manierista galo. No obstante, tal teoría ha vuelto a tenerse en cuenta en los últimos años.

Así que lo único que parece claro es que sería una representación mitológica de la diosa de la caza Diana. De hecho, ni siquiera se sabe a ciencia cierta su autor, y de una forma genérica se enmarca como Escuela de Fontainebleau, aunque hay investigadores se la atribuyen a un pintor en concreto, el italiano Luca Penni. Pero eso es algo que no está confirmado.

Lo cierto es que para identificar si realmente es un retrato y qué artista lo pudo hacer se han seguido diversas pistas. Por ejemplo, también se llegó a pensar que era un retrato de Gabrielle d’Estrées, a la que conocemos por otros retratos de la Escuela de Fontainebleau como en el que aparece con su hermana. Para tal teoría se contaba con un texto de 1642 en el que se se habla de las pinturas que había en el Pabellón de las Reinas Madres de de la casa real de Fontainebleau. Un texto donde se hace mención a madame Gabrielle d’Estrées pintada como Diana. Un cuadro que se atribuía al pintor Ambroise Dubois. Pero si nos fijamos en el retrato de este personaje junto a su hermana, la verdad es que no tienen ningún parecido físico.

Sea quien sea la mujer que inspiró la figura de la diosa, lo que queda claro es la gran importancia que ha tenido la figura de Diana en las diversas artes durante en la corte francesa, cuyos monarcas siempre fueron fanáticos de la caza. Son muchos los ejemplos que podemos hallar, comenzando por la emblemática escultura de Diana de Versalles que le encargaron a Benvenuto Cellini.

Posiblemente también está pintura se inspirara en una escultura, aunque seguramente fuera un mármol antiguo réplica del original del siglo IV que había hecho traer desde Italia el rey Francisco I. Un mármol en el que se representa a la divinidad cazadora en actitud decidida y marchando rápido.

Por otra parte, estilísticamente hay que relacionarlo con pintores como Rosso y Primaticio de Fontainebleau. Del primero se inspira para el busto de la mujer, mientras que las proporciones alargadas son influencia del segundo. En definitiva, se data la obra a finales del siglo XVI.