Gabrielle d’Estrées y su hermana
De este famoso lienzo que atesora el Museo del Louvre de París solo podemos asegurar que se realizaría en la década de los 90 del siglo XVI. Pero no conocemos el nombre de su autor y por ello generalmente se adjudica a la llamada Escuela de Fontainebleau. Y aunque se cree que representa a las aristócratas Gabrielle d’Estrées y su hermana, la duquesa de Villars, tampoco se puede asegurar al cien por cien que sean ellas las representadas.
Aquí vemos a las dos hermanas desnudas jugando en la bañera. Jugando de forma erótica ya que a Gabrielle, su hermana le está claramente pellizcando el pezón. Una escena muy curiosa, sobre la cual se han escrito diferentes interpretaciones. Entre ellas, una que nos dice que ese pellizco es una forma de decirnos que Gabrielle d’Estrées estaba embarazada, y el padre de la futura criatura era ni más ni menos que el rey francés Enrique IV, ya que eran amantes. Pero el rey iba a dar un paseo para oficializar esa situación, ya que la chica lleva un anillo entre los dedos de su mano izquierda.
Pero más allá de las interpretaciones de su contenido, es muy interesante contemplar la obra desde un punto de vista estilístico, porque este lienzo reúne algunas de las características de la escuela artística de Fontainebleau que de alguna forma comenzó con la llegada del escultor Benvenuto Cellini a dicho palacio de la monarquía francesa y donde realizó obras como su famosa Ninfa.
Como decíamos la obra se centra en ese estilo que se basa en un pintura extraordinariamente precisa, incluso demasiado minuciosa y casi caligráfica. Unas formas que en aquel momento eran el máximo del refinamiento.
Esa perfección la podemos ver en los rasgos de los rostros, o en el dibujo de los ojos, o en la exquisitez de unos cuerpos tan blancos que parecen de fina porcelana. Y es que con estas dos muchachas se quería plasmar unos cuerpos idealizados para los gustos de aquel momento.
Sin embargo, en la escena hay algo más, ya que al fondo del cuarto podemos ver a otra mujer al lado de una chimenea. Se trata de la criada que está bordando, trabajando al fin y al cabo, lo cual contrasta enormemente con la actitud de las dos nobles del primer plano.
Es muy curioso saber que este cuadro, que se ha utilizado en numerosas ocasiones como imagen erótica, tiene una correspondencia con otro cuadro, prácticamente idéntico y con las mismas mujeres como protagonistas. Pero en este caso las dos hermanas están en la misma habitación, en el mismo primer plano, en posturas semejantes, también con escenas al fondo, pero la gran diferencia es que ambas están vestidas. Y parece que nos habla de un tiempo después, una vez que la joven ha tenido a su hijo.