Arte
Inicio Barroco, Pintura Diego de Silva Velázquez (1599-1660) I

Diego de Silva Velázquez (1599-1660) I

Publicado por Cristina

Artista sevillano de familia noble venida a menos, mostró desde muy joven inclinación y facilidad por la pintura; a los 11 años ingresó en el taller de Pacheco con cuya hija se casaría más tarde. Sus comienzos fueron muy semejantes a los de Zurbarán (tenebrismo, pintura de naturaleza muerta y naturalismo) y llevará a la pintura barroca a su más alta cima. Es el tipo perfecto de pintor que plasma el mundo que tiene delante de sus ojos sin deformarlo ni idealizarlo; puede que sea la pupila más objetiva que ha contemplado las cosas con intención pictórica.

Velázquez

Con él se cierra la etapa de diversos siglos para conseguir la captación de la realidad tal cual es. Sus características principales son:

– Maestría técnica en sugerir volúmenes, formas, perspectivas y aire, mediante el dominio de la perspectiva aérea y la pincelada suelta. El avance conseguido por los quatroccentistas italianas en la perspectiva lineal, que sirve para fingir la profundidad sobre el plano, era una mera cuestión técnica, mientras que el dominio de la perspectiva aérea, es decir, la deformación de los cuerpos vistos desde lejos por las capas de aire interpuestas, suponía el encuentro trascendental de comprender y aceptar la relatividad de las formas, las cuales no tienen el valor absoluto con el que las reflejaba el Renacimiento, sino el relativo a su medio, a las circunstancias de luz y atmósfera que las rodea y deforma.

– Composiciones que no tienen el dinamismo ni el movimiento exagerado del Barroco, pero que por sus complicadas formas geométricas, el uso de lo diagonal para configurar los planos, la utilización de la luz y la fusión de escenas reales e imaginarias para que quien lo mire sufra el equívoco, son claramente barrocas.

– Colorido aprendido en la escuela veneciana, que utiliza en su madurez preferentemente los tonos fríos (grises, plateados…) con algún toque cálido, consiguiendo los matices más delicados y de bello conjunto.

– Aunque pintó poco y sin prisa porque se exigía mucho a sí mismo y rectificaba constantemente sus obras, su afán por salvar de la muerte y «hacer vivir» para siempre lo que le rodeaba y veía, lo llevó a comprender en sus obras toda la realidad de su tiempo, la vida sincera: lo bello y lo feo, la corte y el pueblo, el pueblo mendigo y los bufones, los grandes personajes mujeres y varones; sin complacencia ni rechazo ante el modelo, él observa y pinta sin interés por impresionarnos.

Así, a pesar de que sus deberes de palacio lo llevaran a especializarse más en el retrato, su obra toca todos los géneros: naturalezas muertas con figuras, mitología, cuadros religiosos, de historia, interiores, paisajes… y por descontado los retratos. Podemos dividir la obra de Velázquez en tres etapas que desarrollaremos en Diego de Silva Velázquez II.