Díptico del Juicio Final y la Crucifixión, Jan Van Eyck
El díptico de La Crucifixión y El Juicio Final es una de las obras más destacadas de la producción artística de Jan Van Eyck, en ella el artista muestra una composición cuidada con gran detallismo y un realismo que solo se hace posible gracias a la recuperación de la técnica del óleo. El uso del óleo en la pintura no era desconocido y sin embargo no fue hasta que los pintores del norte de Europa volvieron a recuperarlo cuando esta técnica se impuso en el mundo de la pintura; al utilizar el óleo los artista pueden recrear mejor las calidades táctiles de las telas e introducir mayor detallismo y realismo en las composiciones. En origen ambas tablas debieron de estar pintadas en óleo sobre tabla pero en la actualidad se encuentran sobre óleo, ya que fueron trasladadas.
En la tabla de La Crucifixión podemos apreciar como el artista ha dividido la composición en tres artes horizontalmente. En la primera de ellas encontramos, en un primer plano cercano al espectador el grupo protagonizado por la Virgen María quien a causa del dolor por lo acontecido a su único Hijo se desploma sin fuerzas mientras es socorrida por San Juan. Por su parte María Magdalena dirige la mirada hacia el condenado mientras que otras dos mujeres cierran las composición, al parecer estas figuras se han identificado con las sibilas, aunque algunos autores discrepan de esta interpretación.
En el plano central, situando la acción en la cumbre del Monte Gólgota, el monte de los condenados a las afueras de Jerusalén, encontramos a Jesús crucificado mientras le clavan la lanza en el costado. Su cabeza se ladea ya sin fuerza, una postura que será también la elegida de otras famosas crucifixiones como la de Velázquez. Flanqueando a Jesús encontramos las cruces del buen y el mal ladrón así como una multitud que se agolpa para presenciarla escena. Entre los espectadores encontramos a algunos de los hombres que le condenaron como el Sumo Sacerdote o Pilatos.
El tercio superior ha sido ocupado por las cruces de los condenados, que al haberlas alargado demasiado resta naturalismo a la composición. No obstante entre las cruces podemos encontrar uno de los paisajes más asombrosos de la pintura flamenca, en él se ha recreado una vista panorámica de la ciudad de Jerusalén.
Por su parte el panel correspondiente al Juicio Final sigue el mismo esquema compositivo que su compañero, con una división de tres planos superpuestos se ha representado de arriba a abajo el infierno, el cielo y el purgatorio. En la zona del cielo encontramos una representación de un Pantocrátor, Jesucristo en majestad y enseñando las yagas de la pasión aparece flanqueado por una corte de personajes salvados.
En el nivel intermedio se representa la Tierra que actúa de purgatorio representando múltiples castigos; este nivel se encuentra vigilado por la figura del arcángel Gabriel que vigila que los condenados no se escapen del infierno mientras en el inframundo los pecadores arden en llamas. Éstos son cobijados por los brazos alargados de un gran esqueleto que representa a la muerte.