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El circo de Seurat

Publicado por A. Cerra
El circo de Seurat

El circo de Seurat

Esta obra realizada sobre lienzo y con la técnica del óleo por el pintor francés George Seurat entre los años 1890 y 1891 forma parte de la colección de pintura del Museo de Orsay de la ciudad de París.

Si se compara esta obra con las de otro pintor postimpresionista como Toulouse Lautrec que realizó numerosas obras centradas en el mundo del circo y sus personajes como la famosa Payasa Cha U Kao, se pueden ver las diferencias que alejan el estilo de ambos artistas. Mientras que en las creaciones de Henri Toulouse Lautrec prima lo instintivo, lo inmediato y hay una absoluta despreocupación sobre cuestiones de teoría pictórica. En el caso de Seurat lo que predomina es lo racional y precisamente la plasmación de sus teorías sobre el arte de la pintura.

Basa toda la composición de la imagen en el movimiento, y lo hace por medio de líneas curvas, cuyo prototipo es la línea del telón que sostiene con su mano derecha el payaso que en el primer plano nos da la espalda a los espectadores. Y con esas curvas construye todo el cuadro, unas líneas que se van uniendo y persiguiendo unas a otras.

Además es muy de destacar la armonía tonal que imprime a la imagen, basándose en los colores que van del amarillo al rojo pasando por las variaciones de ocre. Algo que evidentemente consigue mediante su característico puntillismo, realizado a partir de la aplicación de pequeñas pinceladas de colores puros, dividiendo así los componentes tonales, situándolos unos al lado de los otros en pequeñas pinceladas, dejando que sea el ojo quién los una finalmente al contemplar el cuadro.

En realidad ésta fue su última obra, ya que falleció en el mismo año 1891. Tal vez sabiéndolo quiso darse prisa en su ejecución, dado que su método de trabajo era muy lento y generalmente invertía mucho tiempo en la pintura de cada una de sus obras. Pero aún así quedó inacabada.

Pero el resultado es más que destacable, porque se trata de la creación de uno de sus cuadros más animados, y con una atmósfera circense muy excitante, en un tono de fiesta y alegría. A lo que colabora la luminosidad de los colores, casi todos cálidos, y las formas dinámicas de las líneas de la composición que van creando elipses, círculos o espirales.

Sin embargo, gracias a los estudios radiográficos que se han hecho del cuadro, se sabe que Seurat previamente compartimentaba toda la tela en líneas horizontales y verticales trazadas en azul, para crear recuadros que luego cortaba mediante diagonales. Es decir, se hacía una cuadrícula de toda la superficie de la obra para el posterior reparto de puntos. Un método sumamente racional que aquí no ha conseguido quitarle frescura ni vitalidad a la imagen de El Circo.