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El martirio de los diez mil cristianos, Durero

Publicado por Laura Prieto Fernández

A lo largo de la historia de la pintura son muchos los artistas que se han tomado la licencia de representarse a sí mismos en lienzos creados por ellos mismos que nada tienen que ver con la temática del autorretrato, célebres son los retratos por ejemplo de Velázquez en las Meninas o de Goya en la Familia de Carlos IV. En realidad, este aspecto bien nos habla de la capacidad que tiene el pintor para percibirse a sí mismo desde un punto de vista psicológico, así como su habilidad para escrutar a los personajes.

La obra que hoy analizamos es uno de esos lienzos en los que el artista aprovecha la amalgama de personajes para introducir una representación de su propia persona, no es uno de los personajes secundarios sino más bien todo lo contrario, en los pocos personajes principales que hay en la composición. La obra se trata del Martirio de los diez mil cristianos realizada por el artista renacentista Alberto Durero.

Albrecht_Dürer_-_Marter_der_zehntausend_Christen_(Yorck_Project)

Alberto Durero (1471 – 1528) es quizá el artista más representativo de la época renacentista en el Norte de Europa. Durero fue un artista prolífico y versátil cuya obra influiría poderosamente en los artistas posteriores llegando a ser un referente en el campo de la pintura y el grabado; de hecho, artistas tan destacados como el mismísimo Rafael tomaron a Durero como referente de su tiempo. Pese a todo, el artista se caracterizó por las composiciones sencillas de pocos personajes y la obra que hoy analizamos aquí es uno de los pocos ejemplos en los que Durero incorporó un gran número de personajes y no de manera muy acertada.

Se trata de una representación en óleo sobre lienzo que el artista pintó en torno al año 1508. La obra es de formato vertical y pequeñas dimensiones (apenas llega al metro de altura) y fue encargada por Federico el Sabio para decorar la estancia en la que custodiaba las reliquias de los diez mil mártires que sufrieron la persecución del emperador Diocleciano.

En conjunto Durero representó unas ciento cuarenta figuras, como ya hemos señalado ésta no era precisamente la especialidad del artista y como resultado de ello, la composición parece caótica con figuras que interrumpen el espacio de otras y no consiguen armonizar en el conjunto. Por el contrario, los dos personajes de la esquina inferior izquierda merecen una especial atención, se trata del propio Durero que se ha retrato junto con uno de los pensadores humanistas más importantes de Alemania, Conrad Celtis. Durero se representa con ricos ropajes que abalan su destacada posición social no como un artesano sino como un intelectual.