El Nacimiento de Piero della Francesca
Este es uno de los cuadros más singulares de Piero della Francesca, en especial por un factor técnico muy importante. La obra está pintada al óleo sobre una tabla de madera, mientras que este maestro italiano realizó todas sus grandes obras como El Bautismo de Cristo o la Flagelación con pintura de temple al huevo. Sin embargo, este artista del Quattrocento en algún momento conoció esa nueva pintura al óleo que estaban empleando en el siglo XV los pintores flamencos y él también decidió experimentar con ella.
Es cierto que no la domina por completo, de ahí las muchas arrugas que se ven en la superficie de la pintura. Aunque también es verdad que esta tabla de dimensiones considerables (124 x 123 cm) que hoy posee la National Gallery de Londres fue objeto de una penosa restauración en el siglo XIX, que eliminó ciertos efectos y veladuras originales. Además el cuadro quedó inacabado, algo que muchos consideran que fue por su fecha de realización, entre los años 1483 y 1484, cuando este pintor se estaba quedando ciego. No obstante, también hay estudiosos que piensan que lo realizó unos años antes, entre el 1470 y 1475.
La escena se puede entender como una Natividad pero también como una Adoración del Niño. Y más allá de la representación religiosa en sí, hay ciertos detalles pictóricos muy interesantes.
Uno de ellos es la composición de la perspectiva, algo que sin duda fue una de las especialidades de este pintor, y que aquí por ejemplo no solo estudió con detalle como colocar los personajes para dar idea de profundidad en este evidente primer plano continuo. También se preocupó por el paisaje de fondo visto desde una perspectiva área muy interesante que será mucho más habitual en las décadas siguientes.
Y si en la perspectiva, della Francesca es un verdadero revolucionario, la verdad es que también sabe mirar hacia atrás y dejarse influenciar por otros artistas anteriores, e incluso de otras disciplinas. La muestra es esa especie de coro de ángeles que está asistiendo al Nacimiento y que con su música aumenta la sensación de ser una escena de Adoración del Niño. Pues bien, esos ángeles sin duda tienen bastantes similitudes con los coros y angelotes que había modelado y pintado décadas antes el artista Luca della Robia en la Cantoria de la catedral de Florencia, una obra que realizó precisamente mientras della Francesca estaba en la capital toscana.
Y un último detalle interesante se aprecia en la figura de San José, un tanto irreverente. Lo vemos ya de edad avanzada, sentado a la derecha, en un plano detrás de María. Y se encuentra apoyado en una silla de montar y en una postura sin precedentes, con una pierna cruzada sobre otra y mostrándonos la planta del pie desnudo. Algo nunca antes visto y que parece ser que fue un experimento más de este pintor, que dejó muchos incógnitas en este cuadro inacabado.