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El Parque de los leones de Port Marly de Corot

Publicado por A. Cerra
El Parque de los leones de Port Marly de Corot

El Parque de los leones de Port Marly de Corot

El pintor francés Camille Corot pintó este cuadro en el año 1872 y en la actualidad se puede contemplar en las salas de pintura del siglo XIX del Museo Thyssen Bornemisza de Madrid.

Entre los años 1870 y 1871 tuvo lugar la Guerra Francoprusiana, y cuando el conflicto acabó Corot se desplazó a París a vivir, y desde ahí emprendía viajes por los alrededores. Uno de estos desplazamientos le llevó hasta Port Marly, en el valle del río Sena. En esa localidad realizó tres obras, entre ellas la que aquí presentamos de El Parque de los leones de Port Marly.

Los personajes que se ven en estas pinturas en realidad son los hijos del amigo en cuya casa se hospedó durante su estancia.

Pero más que la figura humana, lo que él busca plasmar en este cuadro es la grandiosidad de la naturaleza, en este caso un inmenso y frondoso bosque, en el que los hombres y mujeres que pinta le sirve como elementos de escala, y para comparar las dimensiones naturales y las de la diminuta figura humana en comparación. Su objetivo es presentar un entorno natural colosal.

Por otra parte, ese mismo bosque le sirve a él para buscar entre su espesura una enorme cantidad de efectos lumínicos, y por lo tanto pictóricos. Aquí podemos ver como se filtra la luz entre la espesa vegetación, para iluminar así a los personajes. Unas figuras que le sirven para dotar a ese paisaje de un carácter anecdótico.

De hecho, la gran fama de Corot se debe a ser el creador de este tipo de “paisajes anímicos”. Siempre aporta a sus obras un fino lirismo y una armonía de lo más elegante. Una elegancia basada en su maestría virtuosa para relacionar los distintos tonos de color y en su habilidad para materializar las diferentes atmósferas que envuelven a cada uno de los paisajes. Esto se puede apreciar en toda su producción pictórica sean ya en las obras que realizó durante sus años de formación en tierras italianas como en Recuerdo de Italia o en paisajes ya realizados en su Francia natal como en El Puente de Nantes.

Corot en realidad interpreta la naturaleza no se queda en una simple reproducción de las vistas que contempla y pinta. Y consigue dar vida a los elementos de ese paisaje con las diferentes luces y sombras que crea, mucho más elaboradas que los detalles. Además consigue distanciarse materialmente de la visión y en cambio es sumamente próximo desde un punto de vista espiritual a esos paisajes.