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El patinador de Gilbert Stuart

Publicado por A. Cerra

El patinador de Gilbert Stuart

El pintor estadounidense ya era un artista de cierto relieve y se había ganado renombre como retratista incluso siendo todavía un joven emigrante en formación que viajó a Inglaterra con apenas 20 años. Fue en ese periodo cuando realizó este retrato, mientras era ayudante de otro pintor norteamericano asentado en Londres: Benjamin West.

El caso es que el rico abogado William Grant le pidió que lo retratara en 1782 de cuerpo entero. Un tipo de trabajo en el que Stuart no tenía demasiada confianza ni experiencia, ya que todos sus trabajos hasta entonces habían sido de bustos y rostros. Por eso estaba especialmente nervioso antes de iniciar la obra. Sin embargo, ocurrió un hecho tan casual como definitivo.

Cuando Grant acudió al estudió una gélida mañana de invierno, le comentó al joven artista que el día era más propicio para patinar sobre hielo que para encerrarse en aquel estudio desordenado y mal ventilado. Aquello fue como una escapatoria para Gilbert Stuart que era un consumado patinador, así que le propuso a su cliente aprovechar el momento e ir a deslizarse sobre el hielo de Hyde Park.

Allí que fueron, e incluso Stuart aprovechó para enseñarle sus trucos al abogado que no dominaba bien la técnica del patinaje. Eso fue como una inyección de confianza para el pintor, tanto que a la vuelta, incluso le propuso hacer el retrato ataviado con patines y sobre el hielo. A lo cual, un atrevido William Grant accedió.

El resultado fue magistral. Nos lo presenta como un experto deportista, aunque el retratado no lo fuera en absoluto. Sin embargo, la imagen está muy lograda, además de ser muy original. Toda la silueta con las ropas negras destaca sobre el paisaje, y le da vida con esa ligera inclinación propia de los patinadores. Es una imagen elegante, pero desenfadada, como muchos detalles interesantes como los mechones de cabello bajo el sombrero o los tirabuzones que se ven por el lado derecho.

De alguna forma, el artista invirtió los papeles. Pintó toda su seguridad como patinador pero con la figura y rasgos de su cliente. Es decir, volcó su maestría con los patines en su dominio del pincel, incluso en un tipo de trabajo que no había ejecutado antes.

Cuando el cuadro fue expuesto en la Royal Academy de Londres junto a otros retratos de William Grant, su efigie como patinador causó sensación. El propio Gilbert Stuart reconoció que la obra le catapultó a la fama, y no solo eso, le doy toda la confianza que necesitaba para seguir con su carrera de pintor. Un pintor especializado en retratos y que unos años más tarde pasó a la historia del arte de Estados Unidos por su Retrato Lansdowne del presidente George Washington que todavía cuelga en la Casa Blanca.