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El Portugués de Braque

Publicado por A. Cerra

El Portugués de Braque

Al pintor francés George Braque, por un lado se le ha definido como un auténtico renovador del arte, ya que junto a Picasso inventaron el Cubismo. Pero al mismo tiempo se le ha acusado de inmovilismo, ya que durante años pintó los mismos temas de modo repetitivo y lo hizo siguiendo unos mismos patrones estéticos.

Y hasta cierto punto es relativamente cierto, ya que podemos comparar fácilmente esta obra de 1911 que se titula El Portugués con otras muy semejantes como El paisaje de L’Estaque o Mujer con guitarra.

En todas ellas se descubre que se buscado el equilibrio estructural de la imagen construyéndola a partir de diversos planos. La geometrización es evidente, y pese a que no hay abstracción, es cierto que ese modo de plasmar los objetos los aísla de la realidad. Tal vez por eso llaman especialmente la atención los elementos más realistas como las cuerdas de la guitarra o los ojos. Eso, junto a los números o las letras es lo que hace comprensible el cuadro.

De hecho, en esta ocasión es la primera vez en la que Braque introduce letras estarcidas. Ese es un paso que en obras posteriores se transformará en la inserción de papeles encolados, o sea, en collages con papeles de periódicos o revistas. Esa sencilla inclusión de las letras y números que nos dan pistas para el entendimiento de la obra, los críticos lo consideran como algo clave en la evolución del Cubismo, ya que durante estos años sería un Cubismo analítico, muy hermético. Mientras que a partir de 1912 será lo que se llama el Cubismo sintético, donde hay más cercanía a lo representado, al sintetizarse en unas formas mucho más comprensibles.

Pero, ¿qué nos presenta aquí el artista? Pues ni más ni menos que es un retrato de El Portugués, un músico. Y para recrearlo usa planos horizontales, verticales o diagonales, que mediante la iluminación son dan distintas facetas, y cada una de ellas trata de hablarnos de los rasgos del rostro, de la ropa que lleva o de su oficio.

Para crear esas facetas es muy importante la luz, pero también el color. Un color que en realidad se ha reducido a la gama de marrones, ocres y grises que llegan al negro cuando son líneas. Con todo ello genera un conjunto de transparencias y superposiciones.

A eso, como es habitual en el Cubismo se le suma que la geometrización de los elementos y su descomposición en distintos planos. Es decir, se plasma la visión de cada uno de esos objetos y elementos pero desde diferentes puntos de vista al mismo tiempo. Estos son los medios de trabajo del arte cubista, que en este caso se aplican con el propósito de hacer un retrato “global” de El Portugués.