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El triunfo de Galatea, Rafael de Urbino

Publicado por Laura Prieto Fernández

El triunfo de Galatea es una obra pictórica realizada con la técnica del fresco por el artista del Cinquecento italiano Rafael Sanzio. Rafael es una de las figuras más importantes del estilo renacentista, más conocido con el sobrenombre de Rafael de Urbino vivió entre 1483 y 1520 y se formó junto con algunos de los más importantes pintores de su época. Como buen humanista dedicó parte de su vida al estudio de diversas disciplinas destacando sobremanera en el campo de la arquitectura y de la pintura.

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Sus obras se caracterizan por la elegancia y calidez; ya en vida el artista cosechó innumerables éxitos trabajando para los más importantes comitentes de la época, buena prueba de ello es la decoración de las Estancias Vaticanas que el artista realizó con tan sólo veinticinco años de edad.

Agostino Chigi encargó a Rafael la decoración de una parte de su villa de recreo en torno a 1511. En esta ocasión el artista escoge para decorar las paredes de la residencia del banquero sienes un tema mitológico. La villa conocida popularmente como Villa Farnesina porque años más tarde sería adquirida por el cardenal Alejandro Franesio, conserva en su interior algunos de los mejores frescos renacentistas realizados por los más grandes artistas.

De hecho se cree que la Galatea de Rafael estaría vinculada a un fresco cercano, el que representa a Polifemo realizado por Sebastiano Piombo. Así Rafael representa a la nereida escapando del cíclope Polifemo quien enamorado de la joven ninfa aplastó con una roca al amante de ésta, un hijo del dios Pan. Galatea aparece sobre un tumultuoso mar donde ninfas y tritones caen presa de la pasión debido a las flechas que le lanzan los amorcillos de la parte superior. La ninfa se encuentra sobre una concha tirada por delfines intentando escapar de las garras del amor pasional mientras se gira describiendo una perfecta línea serpentinata, para mirar al único amorcillo que, situado en la parte superior izquierda, se esconde tras una nube. Este pequeño cupido sería la representación del amor platónico, puro y espiritual que se contrapone al amor carnal representado por el resto de los personajes.

En primer término destacan la figura de una ninfa que trata de liberarse de un centauro y un pequeño amorcillo que toca delicadamente a uno de los delfines que empujan el improvisado carro de Galatea. Mientras, en el fondo aparecen diversas figuras de centauros, unos tocando instrumentos de viento y otros en una loca carrera intentando raptar a las bellas ninfas marinas.

Rafael representa en esta obra un verdadero estudio anatómico en los cuerpos que plasman un movimiento en acto sin igual; en cada uno de los personajes aparecen las posturas más variadas sin perder la gracilidad y elegancia de la composición. Son cuerpos que se torsionan y giran sin renunciar por ello a la naturalidad.

Destaca el magistral uso del color aplicado por el artista de Urbino, la capa roja que cubre el cuerpo de Galatea es el punto focal de la composición y se contrapone con los tonos azulados del mar.