Episodio de las campañas de Napoleón en Egipto de Antoine Gros
Se trata de un óleo sobre lienzo pintado en 1804 y conservado en el museo del Louvre de París.
Antoine Gros fue uno de los mejores discípulos del pintor neoclásico David. Pero sobre todo fue uno de los pintores preferidos de Napoleón Bonaparte, quién de hecho se lo llevó a varias de sus campañas militares para que lo retratara durante sus conquistas.
Por eso no extraña que varios de los episodios protagonizados por Bonaparte sean muy conocidos por diversas pinturas de Gros, quién lo pintó como héroe en Egipto o en otras obras como Napoleón en la batalla de Eylau o Bonaparte sobre el puente de Arcola.
En cuanto a su estilo pictórico, Antoine Gros es un pintor claramente de formación neoclásica como se manifiesta en su técnica basada en el dominio del dibujo y de la línea, si bien posee otros rasgos que lo emparentaban con la cada vez más pujante pintura romántica. Por ejemplo, un rasgo de la pintura romántica es la aparición de escenarios exóticos, aquí en forma de alminares o de arcos de herradura. Y sobre todo, es heredero del estilo romántico en su forma de presentar al personaje central, que no aparece únicamente como un general victorioso, sino ensalzando su bondad, ya que en este caso la escena nos presenta a Napoleón visitando a los apestados de Jaffa.
No obstante, no está claro que este episodio ocurriera realmente durante las campañas napoleónicas en Egipto, y se piensa que es mucho más probable que el mismo Napoleón se lo inventara y le encargara a Gros que pintara la obra, en un claro ejemplo de su empleo propagandístico del arte y de los artistas a los que mantenía con sustanciosos encargos.
¿Qué pretendería Napoleón representándose en semejante escenario? No solo se muestra como una persona compasiva, sino que además parece que quiere demostrar que su poder procede de fuentes no terrenales, ya que solo él es capaz de rodearse e incluso tocar a las personas apestadas y que la cruel enfermedad no le infecte.
Para todos esos mensajes propagandístico contó con la habilidad y maestría de Antoine Gros, que de alguna forma fue el impulsor de lo que se ha venido en llamar estilo napoleónico, en el que se mezclan rasgos y características de diferentes corrientes artísticas como el Neoclasicismo, el Romanticismo y el Realismo.
Para lograrlo, Gros usaba diferentes recursos pictóricos al servicio del mensaje, como la luz que aquí incide directamente sobre el emperador y queda enmarcado en el centro de la composición por un gran arco. En definitiva, la figura artística de Gros está irremediablemente ligada a Napoleón Bonaparte, de quién se convirtió, con los medios con los que se contaba a principios del siglo XIX, en una especie de reportero gráfico de sus conquistas, aunque hay que tener en cuenta que jamás fue un reportero imparcial, sino sometido a los intereses y mensajes que quería trasladar su patrono.