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Expulsión de los mercaderes del templo de El Greco

Publicado por A. Cerra

Expulsión de los mercaderes del templo de El Greco

El Greco pintó en diversas ocasiones el tema de Jesús expulsando a los mercaderes del templo, entre otras cosas porque fue una metáfora muy empleada durante la Contrarreforma por su carácter moralizante.

Se han contabilizado hasta cinco versiones diferentes de este mismo tema pintadas por El Greco, y quizás de todas ellas la que tiene un espíritu más dinámico y dramático sea esta que realizó entre los años 1600 y 1605 y que ahora forma parte de la colección de pintura manierista de la National Gallery de Londres.

Todo en la escena es movimiento y gestualidad. Comenzando por el propio Jesucristo que entra con auténtico arrebato y violencia por el centro del cuadro. Hasta levanta su brazo derecho dispuesto a fustigar a los mercaderes, que asustados se estremecen y retuercen sus cuerpo por el dolor que le producen los golpes.

Jesús con su túnica roja y su manto azulado es el eje del cuadro. Mientras que a la izquierda están los mercaderes expulsados y golpeados que andan recogiendo con prisas sus mercancías. En cambio a la derecha hay como dos grupos que contemplan y comentan la escena. En un primer plano una pareja de ancianos que se hablan al oído. Y sobre ellos otro grupo de cuatro personajes que parecen discutir sobre lo que están viendo.

Más arriba, en el tercio superior la protagonista es la estilizada arquitectura clásica, que sirve de fondo, pero en la que también se genera un arco que sirve para enmarcar a Jesús, e incluso se podría decir que le sirve de aureola de santidad.

Como es habitual en muchas de las obras de El Greco, las figuras están alargadas, con cuerpos en torsiones casi inverosímiles y gestos forzados pero cargados de expresividad, a lo cual ayudan los ropajes agitados y con enorme presencia de color. Con todos esos elementos, el pintor consigue desmaterializar las formas, dotarlas de espiritualidad y mensaje.

A lo cual también ayuda una elección de colores, en ocasiones muy llamativos y hasta antinaturales. Aplicados con enorme libertad. No obstante en este asunto del cromatismo el pintor estudiaba hasta el último detalle todas las posibles combinaciones. Basta con fijarse en ciertas mezclas. Por ejemplo, a la izquierda, vemos dos figuras, una de espaldas que se inclina hacia atrás para evitar el golpe de Jesús y casi en la esquina inferior otra que se agacha para agarrar del suelo su mercancía. Pues bien con ellas el artista opone y juega con los tonos intermedios del anaranjado y el rojo, complementado por el chaleco verde de otro personaje que parece salirse de la escena. Y otro ejemplo sería la armonía entre el azul del viejo que hay de rodillas en la parte derecha o el verde que le comenta algo al oído. Por no hablar del juego azul y rojo de la figura central de Jesús.