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Finis Gloriae Mundi

Publicado por Laura Prieto Fernández

Finis Gloriae Mundi es una de las obras más conocidas y representativas del pintor barroco Juan de Valdés Leal; en ella se muestra, de una manera bastante macabra, el triunfo de la muerte sobre la vida.

A mediados del siglo XVII cuando Miguel de Maraña es nombrado Hermano Mayor de la Santa Caridad proyecta concluir las obras de la iglesia de la Hermandad de la Santa Caridad. Sería el propio Maraña el encargado de diseñar el proyecto iconográfico para la decoración del templo, un programa que se basaba en la salvación del alma a través de la caridad haciendo honores a la Hermandad de la que formaba parte. Las pinturas de Valdés de Leal, conocidas como los Jeroglíficos de las Postrimerías, se sitúan en el sotocoro del templo y son el inicio de este intenso programa iconográfico, con ellas se alude a la fugacidad de la vida y la conquista de la muerte.

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Juan de Valdés Leal (1622 – 1690) es uno de los artistas más conocidos del barroco andaluz. Hijo de un platero, no se tienen demasiados datos acerca de su formación pero parece ser que pudo comenzar sus estudios de arte junto con Antonio de Castillo en la ciudad de Córdoba. Allí debió de realizar sus primeros trabajos e instalar su primer taller hasta la llegada de la peste cuando el artista decidió trasladarse junto con su familia a Sevilla. Aunque que el artista pasó algún tiempo en la capital pronto volverá a Sevilla donde desarrolló casi por completo su carrera profesional. Pese a los múltiples encargos que realizó, la suerte no acompañó a Leal y a lo largo de su carrera son conocidas las dificultades económicas que atravesó para mantener a su familia.

Además de su habilidad para la pintura, Valdés Leal también se destacó en otras disciplinas artísticas como la escultura y el grabado, demostrando una versatilidad que lo convirtió en uno de los artistas más completos de su época. Su obra, aunque centrada en la temática religiosa, también abordó otros temas como la mitología y la alegoría, siempre con un enfoque dramático y emotivo que buscaba conmover al espectador.

Su estilo es típicamente barroco y con una fuerte faceta naturalista que matizaba con un marcado acento tenebrista. En 1671 Valdés Leal comenzó las obras para el sotocoro de la Iglesia de la Caridad encargadas por Maraña, se trataba de dos lienzos que representasen el triunfo de la muerte sobre la vida material y el intenso estilo de la pintura de Leal resultaba ideal para tal temática.

En Finis Gloriae Mundi el artista representa una cripta con dos cadáveres putrefactos que son comidos por los insectos. Los dos cuerpos pertenecen a un obispo y un caballero, ambos vestidos con sus mejores galas las cuales cubren sus esqueletos. En el centro de la composición desciende desde lo alto la mano que sujeta una balanza; en uno de los platillos se pesan los pecados capitales cometidos por los hombres mientras que en el otro se pesan sus virtudes. Se trata de una clara alusión al juicio de los dos hombres, que con las cartelas “Ni más” “Ni menos” se representa como solamente sus obras son las que determinarán su destino final. La escena se completa con otros huesos de esqueletos y la presencia de dos animales nocturnos, la lechuza y el murciélago. El realismo con el que el artista trata el tema de la muerte sorprende al espectador, la composición y el colorido –basado en una gama terrosa y oscura- refuerza aún más el tema de la muerte.

La obra de Valdés Leal, y en particular Finis Gloriae Mundi, ha sido objeto de numerosos estudios y análisis a lo largo de los años. Su impactante representación de la muerte y su habilidad para capturar la fugacidad de la vida han fascinado a críticos y amantes del arte por igual. A pesar de las dificultades que enfrentó en vida, el legado de Valdés Leal perdura, y su influencia puede verse en las generaciones de artistas que le siguieron.