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Homenaje al cuadrado de Albers

Publicado por A. Cerra
Homenaje al cuadrado de Albers

Homenaje al cuadrado de Albers

Josef Albers comenzó una serie de cuadros en 1949 y trabajó en ella hasta la fecha de su muerte, en el año 1976. Esa larguísima serie de obras se tituló como Homenaje al cuadrado, y a ella pertenece la imagen que podemos ver aquí. En todas estas creaciones Albers se dedicó a explorar de forma muy concienzuda la interacción entre los diferentes colores del espectro con las formas cuadradas, que integraba siempre de forma concéntrica.

Albers no solo fue un artista, también había ejercido como profesor en la inlfluyente escuela alemana de la Bauhaus en los años 20 y hasta que tuvo emigrar a los Estados Unidos por la llegada de los nazis de Adolf Hitler al gobierno alemán en 1933. Una vez que Albers se instaló en tierras americanas, también prosiguió con su labor docente, dando clases de arte y dirigiendo el departamento de diseño de la prestigiosa Universidad de Yale durante varios años. Precisamente con ese tiempo de estancia en Yale, realizó algunos de los cuadros que conforman la serie Homenaje al cuadrado.

Esta faceta como profesor universitario en el caso de Albers fue tremendamente importante, y supuso una influencia vital para el desarrollo de su estilo artístico. E incluso aquel tiempo de docencia y de reflexión le llevó a publicar años después su libro Interacción de color, en 1963, en la que teoriza sobre el fenómeno del color, haciéndolo de una forma muy visual, tanto como los son sus obras de esta serie temática. Y es que él era un convencido de que el color según sus formas y acompañamientos provocaba cambios ilusorios que se habían de estudiar detenidamente a la hora de pintar cualquier cuadro.

En muchas de este tipo de obras, Albers pintaba directamente sobre panel de aglomerado, sin emplear lienzo. De manera que aplicaba el óleo sobre la madera, y para ello usaba la espátula. El desarrollo de esta serie comenzó con obras de pequeño formato, pero paulatinamente fue aumentando la superficie a pintar, lo que le permitía estudiar mejor esos efectos ilusorios que buscaba, que también variaban según los tamaños. Comprobó que no era lo mismo observar una pequeña muestra de color que una vasta superficie. Algo que en realidad cualquiera de nosotros podemos comprobar al observar una carta de colores de pintura, y ver como varia y se distorsionan esos tonos si pintamos toda una pared.

En definitiva, Josef Albers es un magnífico ejemplo para mostrar como los pintores de las vanguardias de mediados del siglo XX fueron en muchos casos artistas, investigadores, teóricos y pensadores, todo con el objetivo de ir abriendo caminos antes inexplorados para el arte.