Horn Players de Basquiat (2)
El jazz inunda muchas de las pinturas de Basquiat, y sobre todo lo hace con saxofonistas y trompetistas reconocibles como son Charlie Parker, Dizzy Gillespie o Miles Davis. Si bien pueden aparecer otros instrumentos como baterías, pianos o acordeones, e incluso hace homenajes a cantantes como la gran Billie Holliday, sin embargo, el sonido del saxofón y la trompeta es con el que más se identifica el jazz y también este pintor nacido en Nueva York, pero cuyos padres tenían orígenes haitianos y puertorriqueños.
El jazz es la música negra por excelencia, y Basquiat fue posiblemente el primer artista negro que alcanzó una altísima reputación en los círculos más exclusivos de las artes plásticas, no solo norteamericanas, sino también en Europa.
Por ello, en sus obras abundan estos elementos de la cultura afroamericana, como la música o el vudú, pero él pretende en convertirlos en símbolos de mensajes más universales y no exclusivos de la comunidad negra.
Consideraba que los grandes músicos de jazz, todos negros, eran como los mejores boxeadores, símbolos heroicos de la explotación racial.
Estos músicos no actuaban solo como fuente de inspiración, porque elementos como los ritmos más frenéticos de estilos como el be bop o la capacidad de improvisación, él logró traducirla a su lenguaje visual. Incluso recursos musicales propios del jazz, como el scat que es una técnica vocal que lanza sonidos caprichosos, sin mensaje pero con armonía y ritmo, él también lo lleva a sus obras, donde a veces coloca palabras que repite y repite, con pequeñas variaciones como tachones. Cualquiera de estas características y estos referentes son bien visibles en esta obra Horn Players que pintó en el año 1982.
En definitiva, la influencia del jazz se puede ver en todas sus obras, sean lienzos o graffities. Siempre se descubre su toque nervioso, capaz de ser vertiginoso, pero que aunque no lo parezca por toda su intensidad y aparente inquietud, se nos presenta en un gesto medido. Es el gran mérito de Jean Michel Basquiat, tiene su pulso frenético, un pulso que tiende a lo irregular, una capacidad para la improvisación evidente, y sin embargo todo es fruto de un proceso que le contiene y le llevó a crear un lenguaje propio con elementos que no inventó, que ya existían, pero que él trasformó. Es decir, con los ritmos jazzísticos de be bop.