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Isabel la Católica dictando testamento, Eduardo Rosales

Publicado por Laura Prieto Fernández

El testamento de Isabel la Católica o Doña Isabel la Católica dictando testamento es una de las obras más conocidas del pintor español Eduardo Rosales. Rosales (1836 – 1873) fue una de las figuras pictóricas más relevantes del XIX español; discípulo de Madrazo el artista se formó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando para después continuar su formación en roma. Por un corto periodo de tiempo se asoció con las formas de los pintores puristas nazarenos pero pronto rechazó esta corriente pictórica para desarrollar una pintura más personal. Su vida estuvo profundamente marcada por las dolencias que padecía, enfermo de tuberculosis el artista hubo de cambiar continuamente de residencia y rechazar importantes cargos en el círculo del arte.

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En la obra de Doña Isabel la Católica dictando testamento Rosales nos presenta un tema de historia realizado en gran formato muy del gusto de la época, data de 1864 y fue realizada en óleo sobre lienzo. El artista presentó la obra a la Exposición Universal de Paris celebrada en 1867, quizás su precario estado de salud, sus compromisos o las pocas esperanzas que el artista depositó en su obra hicieron que Rosales volviera a Roma sin conocer el ganador de la Exposición; su obra había sido premiada con el primer premio destinado a artistas extranjeros.

La obra representa el momento en el que la reina dicta sus últimas voluntades, hecho ocurrido en el Castillo de Medina del Campo el 12 de octubre de1504. La reina aparece tumbada en su lecho con aspecto blanquecino y enfermizo mientras habla con el escribano que toma nota de su testamento sentado frente a ella en un pequeño escritorio. Al lado de la reina aparece su esposo, Fernando el Católico, que con decaimiento escucha distraído las palabras de su esposa. Aparece también la figura de una dama vestida de negro que se ha asociado con Doña Juana hija de los monarcas, sin embargo su presencia en el cuadro no sería del todo realista puesto que en aquellos momentos ésta se encontraba en Flandes. El resto de personajes representan a los más fieles seguidores de la reina, entre éstos destaca la presencia del confesor de la reina, el Cardenal Cisneros, y los Marqueses de Moya.

Rosales captó con gran maestría la psicología de cada uno de los personajes, sus rostros son delatores de sus propios pensamientos así, los marqueses muestras un profundo pesar mientras que Fernando aparece más agobiado que abatido y Cisneros se muestra demasiado perspicaz. Destacar también la calidad táctil de las telas de la cama y ropajes que el artista supo representar con gran perfección.

La composición en aspa ha sido muy cuidada, los personajes y muebles se disponen de tal manera que crean gran profundidad y conducen la mirada del espectador por todo el espacio.

Pese a todo la obra destaca por una logradísima representación atmosférica que podría recordar a las mejores pinturas del barroco español; el artista ha sabido captar a la perfección el denso aire de la habitación, el polvo espeso que cargaba el ambiente y la pesada sensación de muerte y angustia que descansaba sobre los personajes.