Retrato de Isabel I de Inglaterra
Este retrato lo realizó el artista británico George Gower(h. 1540 – 1596), el cual fue pintor de la corte inglesa durante buena parte de la segunda mitad del siglo XVI. Y hoy en día, esta obra realizada hacia el año 1590 se encuentra en la Abadía de Woburn.
Es muy importante fijarse en la fecha de realización de este óleo, 1590, un momento en el que el arte europeo se encuentra en el final del arte renacentista, se están realizando las grandes creaciones del Manierismo y están irrumpiendo en escena las formas del Barroco. Sin embargo, al observar esta obra vemos que tiene algo de arcaico, de retro.
Para empezar hay que decir, que aunque Gower fuera el pintor de la corte, en este caso no pretendía hacer un retrato realista de reina Isabel I. Más bien lo que buscaba era plasmar en una obra la idea de su poderío. De esta manera, lo único que apreciamos de la monarca es su rostro, más o menos parecido con el real. Pero en cambio su cuerpo parece desaparecer bajo ese ampuloso vestido, plagado de bordados, perlas y joyas. O sea, más que a una persona está pintando a un icono.
Pero hay que seguir fijándose en la fecha de realización de la obra para terminar de comprender la iconografía del cuadro. Ya que vemos varios elementos que llaman la atención. Sobre todo los dos cuadros que flanquean el rostro de la reina.
En el de la izquierda se aprecia una imagen marina de lo más luminosa. Allí vemos varios barcos. Serían los buques de la propia armada británica, los cuales brillan tanto con la cara de Isabel I.
En cambio, el cuadro de la derecha, también es una marina, pero ahora sumida en un profunda tormenta. En realidad, se trataría de una representación de los barcos de guerra españoles que habían atacado las costas de Gran Bretaña por orden de Felipe II. Y ese ataque en el año 1588 había supuesto el mayor desastre de los ejércitos españoles en mucho tiempo. Fue la llamada derrota de la Armada Invencible, la cual principalmente quedó destrozada por un temporal que les llevó al naufragio a muchas naves frente a la costa de Irlanda.
Estas dos imágenes estarían en el despacho de la reina, pero ocultas bajo un cortinaje verde, que en esta ocasión se ha levantado para mostrarlos e inmortalizarlos junto a la reina.
Por si fuera poco, vemos que la reina está tocando con su mano derecha un globo terráqueo, y concretamente pone su mano sobre lo que sería el continente americano, simbolizando los deseos de la corona británica (que también aparece allí). Esos deseos no eran otros que establecer allí colonias de ultramar, algo que iba a ocurrir pocos años después.