La caja de tabaco de Chardin
Jean Baptiste Chardin durante el siglo XVIII realizó algunas de las mejores pinturas del arte francés dentro de dos géneros muy queridos en la época. Por un lado, las escenas de carácter costumbrista a las que sabía dotar de contenido y de mensaje como en La institutriz o en La Bendición. Y otra parte hay que destacar su maestría para pintar bodegones, como por ejemplo el de Naturaleza muerta con atributo a las artes o el que os traemos hoy aquí titulado La Caja de tabaco.
Se trata de una obra de la que no se tiene clara la fecha en la que lo realizó. Para unos en la década de 1760, y para otros mucho antes, en 1737. Pero el caso es que es una obra deliciosa que guarda el Louvre de Paris.
El lienzo destila sencillez y cotidaneidad. Pero no se queda en la representación perfecta de algo que podemos ver sobre una mesa con nuestros propios ojos. La habilidad de Chardin para los bodegones consistía en su capacidad para crear auténticos objetos materiales, presentes en un espacio concreto. Objetos que vemos y que sentimos.
Algo que consigue dominando a la perfección todos los recursos y conceptos básicos de la pintura. Es decir, sabe colocar todos y cada uno de los elementos de un modo claro para crear una composición armónica, que luego trata con rigor, jugando con la geometría (las perpendiculares y las diagonales son evidentes en este cuadro). Y además de eso cuenta con el dominio de la luz, que la sabe tratar para dar forma completa a los objetos, para que incluso los espectadores los podamos completar mentalmente cuando no los vemos por completo.
Pero no solo eso, otra nota distintiva de la maestría de este pintor, era su capacidad para envolver todo ello en una atmósfera que de alguna forma emite un mensaje con los objetos. Generalmente un mensaje de carácter moral, al igual que hacía con sus escenas de costumbres. Por esa razón, pese a su evidente espíritu rococó de la pintura, el arte de Chardin fue también admirado en ciertos círculos de la época de Ilustración.
La verdad es que en su momento el arte de Chardin fue muy controvertido para algunos críticos. Y lo era porque por un lado se le tildaba de insustancial, de vacío y de no tener ideales. Pero a la vez, era capaz de generar una atracción incomprensible. Muchos críticos se sentían admirados hacia estos cuadros sin saber muy bien el porqué, de hecho ellos a falta de mejores descripciones, comenzaron a decir que el arte de Chardin tenía “magia”. Algo que también se podía relacionar con que este pintor tan apenas había recibido formación académica, y sus creaciones son fruto de su talento innato para la pintura.