La gran noche bajo el desagüe de Baselitz
Cuando Georg Baselitz, nacido en 1938 con el nombre de Hans Georg Kern, comenzó su carrera artística, triunfaban las corrientes más abstractas y también el minimalismo. Sin embargo, él optó por otros caminos creativos. E incluso cambio de país, ya que pasó de la Alemania del Este donde vivía para irse cuando pudo al Berlín Occidental.
Lo cierto es que siempre ha tenido un punto transgresor a lo largo de su carrera. Comenzó a inspirarse en las obras del Expresionismo alemán, y su arte era muy figurativo y también primitivo, sin evitar las obscenidades siempre que lo consideraba oportuno. Y es que uno de sus temas preferidos era mostrar los traumas de sus compatriotas y de sí mismo en un país dividido en dos y con un pasado de guerras del que avergonzarse.
Una muestra de ello es este lienzo realizado entre 1962 y 1963. Una obra titulada La gran noche bajo el desagüe y que hoy se conserva en el Museo Ludwig de Colonia. Es un peculiar autorretrato. Eso sí convertido en un niño o un adulto en pantalón corto que se está masturbando. Tal imagen en ese momento de la historia estaba alejadísima de cualquier tendencia artística de éxito. Sin embargo a Baselitz le interesaba representar así a un personaje sin edad, con la mirada perdida en un rostro sin definición alguna, más allá de lo escabroso, todo dibujado de una forma muy tosca y con un mensaje eminentemente inquietante. Es su visión trágica de un país de postguerra con muchas deformidades y verdades que afrontar.
No es extraño que cuando presentó esta obra en su primera exposición en Berlín, junto a otras pinturas explícitamente obscenas, sus cuadros acabaran siendo confiscados por las autoridades. No obstante, eso no le hizo variar en exceso el rumbo de su arte. E incluso le valió para poder obtener una beca y viajar durante un año a Florencia para conocer el arte del Renacimiento surgido hace siglos en la hermosa ciudad de la Toscana.
Aquella experiencia sin duda dejó huella en Baselitz, pero su tipo de arte siguió muy alejado de los conceptos de armonía y equilibrio que tan bien supieron plasmar los grandes maestros florentinos. Por el contrario, el arte de Baselitz, sin alejarse de la figuración nunca, siguió teniendo ese aspecto decadente y transgresor, y curiosamente a partir de los años 70 sus personajes comenzaron a aparecer boca abajo, con la cabeza donde deberían estar los pies y viceversa.
En definitiva, un artista con una visión muy personal de la creación, y que todavía sigue vivo. De hecho, en la actualidad se le considera una eminencia del arte contemporáneo en Alemania y en toda Europa.