La pérdida de la virginidad de Gauguin
Este es un cuadro que Paul Gauguin que pintó en el año 1891, poco antes de que emprendiera un viaje a Tahití, donde años después ya se iba a establecer de forma definitiva y donde iba a pintar sus célebre cuadros ambientados en la Polinesia, como pueden ser Parau Api o La Luna y la Tierra, entre muchos otros.
Pero como decimos antes de eso, pintó este cuadro. Y aunque hoy en día el óleo cuelga en el Chrysler Museum of Art de Norfolk, en Virginia (Estados Unidos), lo cierto es que la obra la realizó en París, y más concretamente a su vuelta tras un viaje a su Bretaña natal.
En ese viaje a Bretaña había conocido a una costurera llamada Juliette Huet, con la cual mantuvo relaciones, perdiendo ella la virginidad y quedando embarazada. Un hecho del que Gauguin nunca se hizo responsable, ya que como hemos dicho, poco después se fue Tahití, abandonando a la muchacha y a la niña que nació de aquella relación.
Pues bien, en ese contexto hay que entender esta obra. Vemos un paisaje bretón, representado a partir de unas bandas horizontales de color. Una representación tan fauvista y sintética como hizo otras veces de su tierra de origen, como por ejemplo en la tela Visión después del sermón.
También a modo de banda horizontal nos presenta a la mujer, la cual tiene sobre su cara y sus pechos un zorro. Un animal que aquí se convierte en un símbolo de lujuria, perversidad y de la potencia sexual, tal y como también se entiende en la cultura hindú. Y la mujer tumbada y desnuda a su vez lleva una flor en su mano. Una flor manchada de rojo. Lo cual es otro símbolo evidente, más aún teniendo en cuanta el título, que además lleva por subtítulo El despertar de la primavera.
Por otra parte, en ese paisaje vemos un camino por el que va un cortejo, que bien puede ser el de una celebración nupcial. Algo que se ha interpretado como una representación de lo que le esperaría a Gauguin si se hacía cargo del embarazo que había provocado.
En fin, que esta obra solo se entiende conociendo el carácter, la personalidad y las peripecias vitales de Paul Gauguin. Es cierto que todos esos símbolos se pueden entender de un modo más general, e incluso con interpretaciones más inquietantes sobre ritos sexuales rurales o sueños. Pero la verdad es que el singnificado de muchas de las obras de este pintor postimpresionista se puede descifrar siguiendo su biografía, y aquí tenemos un excelente ejemplo. Un artista que más allá de los avatares de su vida, abrió camino a otros artistas posteriores tanto en el campo del simbolismo como en el del llamado Fauvismo.