La pesca de almas de Van de Venne
El pintor flamenco Adriaen Van de Venne realizó este óleo sobre tabla en el año 1614, y en la actualidad la obra se conserva en el Rijksmuseum de Ámsterdam.
La obra no solo es un producto propio de su momento artístico, el Barroco, también es fruto de un momento histórico muy concreto. Y es que el cuadro lo pintó pocos años después de 1609, año en el que se firmó una tregua entre los holandeses y los españoles tras muchos años de la conocida como Guerra de Flandes. Unas fechas en las que de hecho, parte de los Países Bajos, en concreto la zona norte, ya se había independizado, si bien todavía no había sido oficialmente reconocida.
En ese contexto hay que entender esta imagen alegórica de la guerra, donde paradójicamente no se ve un combate. Lo que nos representa es una peculiar escena de pesca en un río, y es que la Guerra de Flandes se había convertido realmente en una guerra de religión, en la que tanto los católicos como los protestantes, situados en los extremos del conflicto, es decir, en las orillas del río, luchaban por pescar las almas de los indecisos para así tener mayores efectivos para su causa.
De este modo, Venne juega con esa alegoría para representar todos los tópicos de ambas religiones. Por ejemplo, en la orilla de los católicos (la de la derecha) se puede ver al fondo una peculiar procesión, en la que los fieles visten de rojo. Es una procesión en la que incluso participaría el Papa de forma pomposa, cubierto bajo un palio dorado. Una actitud muy grandilocuente, casi de exhibicionista, que choca con la actitud más típica de los protestantes, los cuales son mucho más comedidos y austeros, algo que se manifiesta en sus ropajes.
Está claro que Van de Venne es un pintor holandés y por ello toma partido hacia el grupo de los protestantes, seguidores de Calvino. Eso se manifiesta por ejemplo al contemplar los árboles que hay en sendas orillas. Mientras que en el lado de los protestantes se ve claramente un gran árbol frondoso, con ramas llenas de hojas, en la orilla de enfrente vemos un árbol seco, casi marchito y seco. Con ello se hace referencia a un salmo en el que se compara a los creyentes con los árboles cuyo follaje no se marchita. Algo que evidentemente aquí se relaciona con el Protestantismo.