Caronte transportando las almas al infierno de Pierre Subleyras
Pierre Subleyras (1699 – 1749) nació al sur de Francia y ahí dio sus primeros pasos como pintor. Al principio yendo de la mano de su padre, también dedicado a las artes, y después junto a Antoine Rivalz en Toulouse. Pero tras eso se fue a París, donde pronto ganó una beca para viajar a Roma, y en la capital italiana desarrollaría prácticamente toda su carrera pictórica.
Aunque curiosamente ahí destacó por su estilo rococó, de evidente influencia francesa. Durante muchos años trabajó para el clero y la aristocracia italiana, realizando pintura religiosa, abundantes retratos y también obras de temática histórica. Sin embargo, igualmente plasmó los asuntos mitológicos, y más aún conforme fueron ganando peso las ideas del Neoclasicismo.
En esta línea mitológica se incluye esta singular representación de Caronte, quién conducía la barca sobre las aguas de la laguna Estigia llevando las almas de los malvados camino del purgatorio. Un tema tanto han representado los artistas a lo largo de la historia, desde Joachim Patinir en su La laguna Estigia hasta Eugene Delacroix como La barca de Dante. Sin embargo, Subleyras eligió un punto de vista muy singular.
Lo habitual era plasmar a Caronte como un hombre viejo y algo tenebroso. En cambio, el pintor francés elige una representación bien distinta. Es un hombre joven, desnudo y vigoroso. Es un estudio anatómico en toda regla, siguiendo unos cánones muy académicos, y es que hay que tener en cuenta la fecha de realización del cuadro, hacia el año 1735.
Por otra parte, ha sabido guardarse los aspectos más lúgubres de la temática, ya que los cuerpos de los condenados estarían ocultos bajo esos lienzos blancos, invitando así a que volara la imaginación del espectador, sin recrearse el autor en los destalles escabrosos. A lo cual también ayuda que veamos al fondo el resplandor rojo que se supone que proviene de las llamas del infierno. Lo cual le aporta al mismo tiempo una dosis de morbo y otra de misterio.
No obstante, lo que más se ha valorado de este cuadro es el valor de ese desnudo masculino, realizado con indudable maestría. Por cierto, entre la abundante variedad de temas que pintó Subleyras también aparecen los desnudos, varios de ellos con evidentes connotaciones eróticos e incluso inspirado en relatos muy conocidos en la época, como algunas de las fábulas que escribió Jean La Fontaine.
En definitiva, esta obra de Pierre Subleyras es de gran calidad y se supone que la realizó para su uso y disfrute personal ya que fue posesión suya durante años. Si bien en la actualidad es parte de los fondos del Museo del Louvre en París.