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La puesta de sol de Giorgione

Publicado por A. Cerra

La puesta de sol de Giorgione

Este es uno de los típicos cuadros cargados de enigmas y atmósferas misteriosas que se han pasado a denominar obras de ambiente giorgonesco derivado del nombre del pintor Giorgione. Un autor al que se le han podido adjudicar con certeza muy pocos lienzos, aunque uno de ellos es esta pintura al óleo que realizaría entre los años 1505 y 1508.

Perteneciente a la escuela veneciana de pintura y posiblemente alumno de Bellini, él creó un estilo nuevo. Un estilo basado en el ambiente poético de los paisajes, donde color y luz crean un espacio con cierto toque mágico, algo que se manifiesta en su creación más célebre, La tempestad, pero también en este cuadro que se titula La puesta de sol.

Se trata de un paisaje profundo, que se prolonga hasta el fondo y alcanza la línea azul del horizonte. Mientras en primer plano y en el centro hay dos personajes descansando, a la vez que de la laguna o charco que hay al lado, emerge una ser fantástico. El cual se ha de relacionar con el personaje a caballo que se ve en la orilla. Ese personaje es San Jorge que evidentemente se enfrentará al dragón de las aguas.

Y también se ve un ermitaño en las rocas. El cual se ha identificado como San Antonio Abad, santo de las heridas y las epidemias. Un personaje que aquí lo vinculamos con las dos figuras sentadas sobre una piedra del primer plano. Los cuales deben ser San Roque, que contrajo la peste curando a un enfermo, y su compañero San Gotardo.

No obstante hay que decir que estas identificaciones son de alguna forma elucubraciones de los historiadores, ya que como suele ocurrir con Giorgione, también este lienzo está repleto de misterios, y más tras haber permanecido mucho tiempo desaparecido y muy dañado, porque lo que hoy vemos es fruto de una profunda restauración llevada a cabo por la National Gallery de Londres.

Sin duda es una imagen muy artificiosa, pero capaz de seducirnos, de provocar las ganas de entrar con la imaginación en ese paisaje hondo, con diversos planos siguiendo los estudios de la época sobre perspectiva, en concreto las teorías de la perspectiva aérea de Leonardo. E incluso hay pinceladas que se pueden relacionar con el sfumato característico de algunas obras de da Vinci, con La Gioconda como máximo emblema. Aunque es cierto que en el arte de Giorgione, el color, como buen veneciano, tiene mucha importancia.

El color y también la luz. Una luz que marca gradaciones hacia las sombras, de algún modo texturiza la luz, con las rocas, el follaje del árbol, las nubes del cielo, todo de unas calidades enormes. Es decir, tal y como decíamos al comienzo, este cuadro es un magnífico exponente de las escenas giorgonescas.