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Las tres Parcas

Publicado por A. Cerra

Las tres Parcas

Esta tela pintada al óleo con unas dimensiones más que considerables (200 x 212 cm) se conserva en el Galería Nacional de Arte Antiguo del Palacio Barberini de Roma. Y es un cuadro que los estudiosos no terminan de ponerse de acuerdo en su autoría. Para algunos es una obra de Giovanni Antonio Bazzi, conocido como Il Sodoma (1477 – 1549), aunque una parte de los historiadores consideran que intervendría un discípulo suyo. Mientras que para otros críticos sería creación de Marco Bigio, un pintor sienés de la primera mitad del siglo XVI. E incluso hay muchos historiadores que en realidad plantean que fuera una autoría compartida, ya que distinguen dos manos distintas en su ejecución.

Las protagonistas del cuadro son las tres mujeres prácticamente desnudas que se distinguen en primer término. Son las Parcas, las cuales en la mitología latina son la personificación del destino, un destino siempre dramático ya que conduce a la muerte. A veces también se les representa como hilanderas en una metáfora de que van tejiendo el hilo de la vida.

En cambio aquí sencillamente de pie y desnudas acompañadas de un sinfín de personajes alegóricos. Por ejemplo a sus pies hay varios niños o amorcillos, unos jugando con el arco en alusión a Cupido y el amor, y otros buscando entre las monedas que hay en el suelo. Unas monedas que recuerdan a personajes famosos que también hay acabado por desaparecer como César o Lucrecia.

No es la única referencia a lo efímero de la vida. Hay un viejo barbudo que sería la representación del Tiempo. O se distinguen la cabeza de un esqueleto armado de una gran guadaña, símbolo por excelencia de la muerte.

También se distingue a un par de cisnes, animales que plasman también la belleza más soberbia. Así como hay otros seres más fantásticos e incluso un personaje que sería como un río rodeado de plantas acuáticas, aludiendo al discurrir inexorable de la vida.

Hay más seres simbólicos, en un cuadro muy del gusto del siglo XVI, tan amante de las alegorías inspiradas en los clásicos. Un cuadro que perteneció originalmente a los condes Pieri de la ciudad de Siena. Sin embargo, gran parte de su historia no es totalmente conocida. De hecho, la obra no volvió a ver la luz y ser pública hasta el año 1933, cuando fue comprada por el ministro de cultura del dictador fascista Benito Mussolini en un mercadillo de antigüedades. Y de ahí posteriormente pasó a engrosar la colección nacional italiana de arte antiguo.