Los embajadores, Hans Holbein el Joven (II parte)
Siguiendo con el análisis de la obra de Holbein encontramos a la derecha la figura del comitente, Jean de Dinteville. Aparece de pies y ataviado con ricas vestiduras, un abrigo de piel en el que el artista ha hecho gala de su gran capacidad para representar la calidad táctil de las telas con la combinación de la piel y tela; bajo el abrigo destaca la camisa de color carmesí y el gran colgante dorado símbolo de la Orden de San Miguel. Destacar también la boina que cubre su cabeza y de la que cuelga un pequeño broche con forma de cráneo y el estuche de la daga que sostiene en su mano derecha que sirve al artista para grabar la edad de Dinteville, veintisiete años.
A su lado aparece su amigo y también cónsul, Georges de Selves cuyos vestidos no parecen tan galantes como los del propio Dinteville; aparece ataviado con un gran abrigo negro de piel y con gorro, con la mano que apoya en el aparador sostiene sus guantes.
Parece ser que el retrato pudo realizarse con motivo de la visita de Selves a Inglaterra donde pudo visitar a su amigo Dinteville y sin embargo los hombre no son el centro de la composición. El artista ha desplazado a los personajes a los márgenes del cuadro de manera que el centro compositivo es ahora la multitud de objetos del aparador.
En la balda superior de la estantería encontramos una pequeña alfombra sobre la que se disponen varios elementos relacionados con la astronomía: Selves está apoyado sobre un libro en el que se puede observar su edad -25 años-; aparecen también distintos relojes de sol y sobretodo un gran globo terráqueo en el que se encuentra la constelación del cisne y que por si referente como Gallia podría relacionarse con el nombre romano de Francia, Galia. Pero el simbolismo de Holbein va mucho más allá y en vez de representar un cisne en la constelación encontramos un gallo atacando un buitre, sin duda una clara alusión a su país.
En la balda inferior encontramos objetos relacionados con las otras disciplinas del quatrivium, la geometría, aritmética y la música. Un nuevo globo terráqueo en el que el artista ha situado algunos acontecimientos histórico-políticos y pequeños errores que más bien parecen ser intencionados; un libro de aritmética así como un cantoral reformista ambos haciendo referencia a la brecha religiosa que marcaba los acontecimientos de la época y en relación con el crucifijo que cuelga de la pared y queda medio oculto por el cortinaje del fondo. La balda se completa con la presencia de algunas partituras, estuches de flautas vacíos y un laúd, en el instrumento se aprecian referencias a Durero y a la deuda que Holbein tiene con éste en cuanto a la perspectiva.
Por último señalar la presencia en primer plano de un extraño objeto que durante años atrajo la curiosidad de los historiadores del arte y que no fue identificado hasta el S. XX, se trata de un anamorfosis, es decir la representación distorsionada de un objeto, en este caso una calavera que tan sólo es apreciable al ser reflejada en una superficie convexa.