Los muelles de Cardiff de Walden
Esta obra se trata de un gran lienzo (127 x 193 cm) pintado al óleo por el artista Lionel Walden en el año 1894 y que en la actualidad forma parte de la exposición permanente del Museo de Orsay de París.
Lionel Walden fue un pintor norteamericano nacido en Norwich, Connecticut en el año 1861. Pero al igual que otros compatriotas suyos de la misma época como John Singer Sargent se formó como artista en Europa, donde acabó cosechando cierto renombre y prestigio.
Y eso que Walden no tenía antecedentes artísticos en su familia. De hecho, era hijo de un pastor de la Iglesia Episcopal, sin embargo pronto demostró interés por el arte y una gran destreza con los pinceles, por lo que en su juventud decidió trasladarse a París, por aquel entonces, sin lugar a dudas, la capital mundial del arte.
Allí se empapó sobre todo de la pintura impresionista y de los emergentes movimientos postimpresionistas. Y de esta manera cimentó su carrera artística en Francia, llegando incluso a cosechar varias menciones y medallas en los Salones de París, así como consiguió la codiciada Medalla de la Legión Francesa. Y lo cierto es que gran parte de su vida la pasó en el país galo, donde finalmente moriría en el año 1933 en la ciudad de Chantilly.
No obstante, Walden también viajó por el mundo. Por ejemplo entre los años 1893 y 1897 se estableció en las Islas Británicas, pasando una temporada en el País de Gales donde pintó esta tela de Los muelles de Cardiff, que tal vez sea su obra más emblemática, y que por ello se expone en el Museo de Orsay en París, junto a sus admirados maestros impresionistas.
El cuadro nos ofrece una valiosa instantánea histórica del lugar representado. Vemos un amanecer cualquiera en la zona portuaria de Cardiff, donde la niebla británica se alía con la bruma marina y los humos que expelen locomotoras y chimeneas, de modo que apenas se intuye al fondo el bosque de mástiles de los muchos buques atracados en la capital galesa, donde llenaban sus bodegas de carbón.
Pero no acabaron aquí los viajes de Walden, ya que años después, concretamente en 1911 se desplazó hasta el lejano archipiélago de Hawaii, lugar que le dejó impresionado, y adonde volvería en diversas ocasiones, siempre para pintar sus paisajes. Unos paisajes muy cotizados y que incluso por algún crítico de arte están considerados las mejores marinas que se hayan pintado en estas islas del océano Pacífico.