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Los poetas contemporáneos; Una lectura de Zorrilla en el taller del pintor, Esquivel

Publicado por Laura Prieto Fernández

La obra del pintor romanticista Antonio María Esquivel titulada como Los poetas contemporáneos; Una lectura de Zorrilla en el taller del pintor se ha convertido en el máximo icono de la cultura romántica en la España del siglo XIX. Se trata de un óleo sobre lienzo con formato apaisado y de grandes dimensiones – tiene más de dos metros de anchura y casi llega al metro y medio de alto- y se ha convertido en la obra más admirada del pintor sevillano.

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Antonio María Esquivel (1806 – 1857) nació en Sevilla; allí comenzó sus estudios de Bellas Artes en la Real Academia de Pintura de Sevilla donde desde el primer momento, se perfiló como una de las figuras más relevantes gracias a su técnica depurada y el detallismo de sus lienzos. En Sevilla recibió la amable influencia de los lienzos de Murillo que será palpable a lo largo de toda su carrera. En la década de los treinta se trasladó a Madrid para ingresar en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en la capital el artista será una de los personajes destacados de la cultura madrileña y contribuirá a la creación del Liceo Artístico y Literario en torno al año 37. Algunos años después el artista volvió a Sevilla aquejado de una dura enfermedad que lo dejaría prácticamente ciego, a medio camino entre la realidad y la leyenda se cuenta que Esquivel trató de suicidarse al quedarse ciego y que fueron precisamente los integrantes del Liceo quienes costearon un carísimo tratamiento que le devolvería la visión.

Recuperado el artista volvió a Madrid convirtiéndose en el pintor oficial de Isabel II.

Fue entonces cuando comenzó un importante proyecto, Esquivel quiso representar a la sociedad española del XIX a través de cuatro lienzos: éste que representaría a los poetas y pintores, otro para los actores, unos para los políticos y el último para la aristocracia. En realidad el artista tan sólo llegó a realizar, en 1846, uno de ellos, el de los poetas.

Así encontramos por primera vez en España un retrato colectivo que representa a un solo colectivo, una práctica muy común en los Países Bajos y que nos remite a obras como la Lección de Anatomía del doctor Tulp de Rembrandt o a Los Arcabuceros de Hals.

En realidad, la escena que se detalla en el lienzo nunca llegó a ocurrir: nos encontramos ante una reunión en el taller del propio Esquivel donde todos los poetas contemporáneos se han reunido para escuchar la lectura de un libro de Zorrilla. Zorrilla aparece en el centro de la composición junto con el artista quien deja su trabajo para escuchar al literato. Formando una especie de semicírculo el resto de literatos.

El lienzo nos permite hacernos una idea no sólo de la vinculación entre poesía y pintura que se produjo en esta época, sino que también encontramos aspectos más prácticos como el interior del estudio de un pintor: una gran estancia de altos techos, paredes repletas de cuadros y enormes ventanales por los que penetra la luz.