Los sirgadores del Volga de Iliá Repin
El pintor Iliá Repin (1844 – 1930) nació en Chuguyev, una ciudad de Ucrania, pero como se formó artísticamente en San Petersburgo y tanto ahí como en Moscú desarrolló su carrera pictórica se le considera un representante del arte ruso. Y no uno cualquiera, posiblemente el pintor más famoso de Rusia en el siglo XIX gracias a la enorme popularidad de sus cuadros de temática realista como este que vemos aquí titulado Los sirgadores del Volga que hizo entre los años 1870 y 1873.
Curiosamente aunque él vivía en la grandes ciudades de la por entonces Rusia imperial de los zares, salía con mucha regularidad a visitar el mundo rural de su país, e incluso también viajó a a otras zonas de Europa. No obstante su visión realista de esos amplios paisajes rusos y de las gentes que ahí vivían fue pasando de moda, tanto por el surgimiento de las vanguardias a comienzos del siglo XX como por el estallido de la Revolución Rusa que daría pie al régimen soviético.
Así que Repin se fue alejando paulatinamente de los centros de poder y acabó refugiado en su granja de Kuokkala, que en esa época se ubicaba en territorio finlandés, aunque hoy en día pertenece a la Republica de Rusia. Una granja que en la actualidad se conoce como Repino en honor al célebre artista, que acabó muriendo ahí.
Pero antes de su fallecimiento nos legó una interesante colección de cuadros en los que hay muchos retratos y sobre todo sus icónicas visiones del mundo rural más cotidiano de su país. En ellas siempre hay una alabanza al trabajo.
En este caso se trata de representar la dura tarea de los sirgadores que ayudaban a la navegación en el río Volga. Una escena que pintó poco después de la emancipación de la servidumbre que se había establecido en 1861. Aunque eso no significaba que no hubiera que hacer tareas tan sacrificadas como esa.
Vemos un grupo de 10 hombres con un joven rubio en el centro, todos ellos extenuados por el esfuerzo arrastrando con sirgas un buque aguas arriba. Por el poco calado y la fuerza de la corriente, el barco tiene que ser ayudado por la fuerza de los hombres desde la orilla, haciendo un trabajo que obviamente es durísimo.
Repin opta por darnos una visión individual de cada uno de ellos. No son meros meros personajes de un grupo, sino que quiere darles a todos y cada uno su propia dignidad y presencia. Cuando presentó la obra en 1873 fue un éxito inmediato y creó toda una corriente realista en el arte ruso, tanto que incluso los creadores más realistas durante el periodo de Unión Soviética siguieron considerándole un referente.