Marcel Duchamp y el ready-made
Marcel Duchamp (1887-1968) ha sido uno de los artistas más polémicos de todos los tiempos. A lo largo de su trayectoria artística trabajó las distintas vanguardias que en aquel momento estaban en auge hasta llegar a un estilo único y personal con “la creación” del ready made. Marcel Duchamp se convertirá así en uno de los iconos del arte dadaísta.
Perteneció a una importante familia de artista, cuatro de los seis hermanos se dedicaron a la creación artística, y con tan solo diecisiete años se trasladó desde su Blainville natal a la capital francesa. El joven artista combina su faceta de pintor con la de retratista en el barrio de Montmatre, allí pudo conocer las obras de algunos postimpresionistas y más tarde las preocupaciones por la esquematización cubistas y por el dinamismo de los futuristas.
Su producción no es demasiado amplia debido a la actitud crítica que muestra ante las distintas tendencias estilísticas y su propia creación, este hecho le lleva a abandonar de manera continuada sus obras una y otra vez.
En 1912 presentó en el Salón de los Independientes de París una de sus mejores creaciones Desnudo bajando una escalera, obra que recoge las inquietudes de cubistas y futurista combinadas con su propia visión del movimiento. La obra tuvo una escasa aceptación y Duchamp decide presentarla un año después en el Art Show de Nueva York donde tuvo una gran acogida.
Aquel mismo año de 1913 comienza El Gran Vidrio una pieza de difícil clasificación que se presenta como una síntesis entre pintura y escultura y que representa dos universos radicalmente opuestos, el femenino y el masculino.
También comenzó el francés por aquellos años lo que sería considerado su primer ready-made, a pesar de no ser creado con esa intención. El ready-made hace referencia al objeto cotidiano, ya manufacturado, que el artista eleva a la categoría de obra de arte sin apenas modificarlo. Su concepción como arte viene marcada por el artista que lo eleva a la categoría de obra. El ready made surge como una crítica al arte formalista y a la formación académica e intelectual del propio artista. Entre sus obras más conocidas se encuentra El Botellero, La Rueda de Bicicleta y sobre todo La fuente, un urinario al que Duchamp dio completamente la vuelta y fue presentado en la Society of Independent Artists, quien la rechazó afirmando que aquello no era arte.
La idea de ready-made de Duchamp abarcó no sólo los objetos cotidianos sino también las grandes obras del arte. A medio camino entre el dadaísmo y el objeto ya hecho se encuentra su obra L.H. O.O.Q. que en francés puede sonar parecido a <>, una versión de la famosa Gioconda de Leonardo da Vinci ridiculizada con un finísimo bigote y una pequeña perilla.
Durante algunos años Duchamp recluyó su faceta artística para dedicarse casi profesionalmente al mundo del ajedrez. En 1934 comenzó a relacionarse con una de las figuras surrealistas más importantes André Bretón, ambos mantuvieron una estrecha relación y Duchamp ayudó a Breton a expandir la estética dadaísta por USA. En torno a la década de los cincuenta Duchamp decidió retirarse paulatinamente del panorama artístico, no obstante sus estudios en torno a la creación siguieron adelante aunque de manera más íntima.