Arte

Tu M’ de Duchamp

Publicado por A. Cerra

Tu M» de Duchamp

Este es el cuadro de mayores dimensiones que realizó el artista Marcel Duchamp a lo largo de toda su vida, ya que se trata de una obra de 70 x 313 cm. Una creación que hizo en el año 1918 y que actualmente posee la Galería de Arte de la Universidad de Yale, ubicada en Estados Unidos.

Al propio Duchamp no le gustaba en exceso esta obra, ya que lo consideraba un cuadro demasiado decorativo. Si bien es cierto que en él están reunidas muchas de las imágenes que conforman todo su universo creativo. Pero volvamos al asunto de que no le gustaba mucho la obra, ya que ahí radica la explicación para su enigmático título.

En francés, m’ es un pronombre traducible como “me” y que precede a los verbos que comienzan por una letra vocal. O sea que sería algo así como “tú me…” y se ha considerado que el verbo que se calla el autor, y no quiere poner por malsonante sería “tu m’emmerdes”, lo cual se puede traducir más soezmente, pero también puede entenderse como “tú me aburres”.

Es como si volviera a sus famosos y populares ready mades. De modo que más concretamente la imagen fusiona tres de los más conocidos, pero eso sí, aquí los vemos recreados por sus sombras. Con alusiones tan evidentes como la rueda de bicicleta, aunque hay otras alusiones a otros cuadros posteriores, y que solo son comprensibles dentro de los esquemas mentales y artísticos de Duchamp, por lo que a lo largo de los años han sido objeto de todo tipo de elucubraciones por parte de los historiadores y críticos.

Vemos por ejemplo el cuadrado junto a la sombra de un sacacorchos, objeto recurrente en el imaginario de Duchamp. Pero en este cuadro es un cuadrado que está horadado como en los catálogos de muestras de color que usan los pintores y decoradores, y de hecho a su lado se proyectan rombos con variaciones de tonos hacia el infinito, más allá de la superficie de la obra. Y el primero de estos cuadrados, no solo está horadado, sino que tiene el propio perno de esos catálogos, con lo que una vez más Duchamp vuelve a jugar con las relaciones entre lo que está representando y la realidad.