Mesa negra de Matisse
Esta obra la pintó Henri Matisse en 1919 y define a la perfección con una sola imagen lo que en esos momentos estaba buscando con su pintura: “Quiero un arte de equilibrio, de pureza, que no inquiete ni turbe; quiero que el hombre fatigado, cansado, extenuado, guste en mi obra la calma y el reposo”. Es decir, buscar plasmar con sus cuadros una felicidad de lo más apacible.
Para ello, el gran pintor del arte fauvista, usa colores que considera bellos por sí mismos. Unos colores con los que a veces cubre con uno solo amplias superficies del lienzo, y aquí lógicamente tenemos que hablar del negro que domina toda la imagen y que incluso le sirve para dar título a la obra. Aunque el color domine incluso los títulos de sus cuadros fue bastante frecuente como se puede comprobar por ejemplo con obras como Armonía en rojo o Mujer con raya verde.
No obstante, esa gran mancha oscura de la Mesa negra se ve compensada con los tonos blancos del vestido de la mujer que está sentada. Y el equilibrio entre el blanco y el negro se consigue con otra gran masa de color, como es todo el suelo de madera de la estancia. En realidad, todo es color, porque luego el fondo de la escena se divide en aproximadamente dos mitades que coinciden por un lado con la pared morada, y con el cortinaje donde se repite de forma muy dinámica y ondulada las relaciones entre el blanco y el negro. Y en el centro de la escena, el mayor repertorio de color con el jarrón lleno de flores.
Todo ese derroche de colores, a Matisse le sirven para expresar volúmenes, espacios y luces, gracias a que estudiaba profundamente las relaciones entre las distintas masas muy puras de color dentro de un mismo cuadro. En esas relaciones tonales también recurre a zonas más silenciosas a base de colores intermediarios, e incluso usa el blanco del propio soporte, que en muchas ocasiones lo deja sin cubrir sin pintura y completamente a la vista.
Esa preponderancia del color durante el Fauvismo, hizo que el dibujo se simplificara al máximo. El propio artista lo justificó del siguiente modo: