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Niños de Jeanne Elisabeth Chaudet

Publicado por A. Cerra

Niña llevando la espada de su padre de Jeanne Elisabeth Chaudet

Jeanne Elisabeth Chaudet (1767 – 1832) se convirtió en las primeras décadas del siglo XIX en una auténtica experta de la pintura de género infantil. Realizando numerosos cuadros protagonizados por niños, de los cuales os traemos os varias muestras en este post.

Jeanne Elisabeth entró siendo muy joven a formarse con la gran pintora dieciochesca francesa, al talentosa y atractiva Elisabeth Louise Vigée Le Brun. Con ella daría sus primeros pasos como pintora y comenzó a hacerse un hueco en el panorama artístico del momento, donde conoció al escultor Jean Antoine Chaudet, con el que acabó casándose en 1793.

Por entonces nuestra protagonista se dedicaba sobre todo al retrato de personajes acaudalados y en su estilo se veía tanto la huella más alegre y rococó de su maestra como el espíritu más austero del Neoclasicismo que comenzaba a imperar. Sin embargo, si algo caracteriza la carrera de Chaudet fue su evolución pictórica. Pronto se fue especializando en la pintura de niños, y a partir de 1799 casi no pintaba otra cosa. Niños jugando tanto en interiores como en exteriores y tanto solos como por parejas o en algún grupo familiar. Así que nos proporciona un estupendo muestrario de la moda infantil de la época, de los juguetes que usaban, de los divertimientos con que pasaban el tiempo o de las mascotas más habituales en las casas de los ricos, lógicamente, ya que este tipo de cuadros los hacía por encargo y por supuesto no todo el mundo se podía permitir el lujo de contar con sus servicios.

Hermanas abrazadas de Jeanne Elisabeth Chaudet

El tema está claro que era un éxito. Empleaba un tono amable y las escenas aparecían llenas de anécdotas de modo que era evidente que les iba a gustar a sus clientes, los padres o abuelos, que desde luego siempre veían a sus descendientes radiantes y hermosos.

Ese éxito le llevó tener una agenda de clientes con lo más exclusivo de la sociedad francesa de comienzos del siglo XIX, y trabajó para las familias más poderosas. Es decir, hizo obras para los Brongniart, los Murat e incluso los Bonaparte. Se llegó a decir que «las más grandes figuras de su tiempo querían que ella pintara el retrato de sus hijos».

Maria Letizia Murat con un busto de Napoleón de Jeanne Elisabeth Chaudet

Y con tales modelos su arte no dejó de evolucionar y por supuesto adaptarse a las modas estéticas. De hecho, si empezó con los ecos del Rococó, y se desarrolló con las formas más suaves del Neoclasicismo, sus cuadros de los últimos tiempos irradiaban el espíritu del Romanticismo descubierto en pintores como Theodoré Gericault.

Además de su habilidad técnica y su capacidad para capturar la esencia de la infancia, Jeanne Elisabeth Chaudet también fue una pionera en la representación de la vida cotidiana de los niños. En una época en la que los retratos infantiles solían ser idealizados y formales, Chaudet optó por mostrar a los niños en momentos más naturales y espontáneos. Esto no solo hizo que sus obras fueran más atractivas para sus clientes, sino que también proporcionó una visión más auténtica de la vida infantil en la alta sociedad francesa.

La influencia de Chaudet se extendió más allá de su tiempo, y su enfoque en la pintura infantil inspiró a futuras generaciones de artistas. Su capacidad para combinar la técnica académica con una sensibilidad emocional única la convirtió en una figura clave en la transición del arte neoclásico al romántico. Incluso hoy en día, sus obras son estudiadas por su innovadora aproximación al retrato infantil y su habilidad para capturar la inocencia y la alegría de la niñez.

Otro aspecto notable de su carrera fue su habilidad para trabajar en colaboración con otros artistas. A menudo, sus retratos de niños incluían elementos escultóricos realizados por su esposo, Jean Antoine Chaudet, lo que añadía una dimensión adicional a sus obras. Esta colaboración no solo enriqueció sus pinturas, sino que también consolidó su posición en el mundo del arte como una artista versátil y colaborativa.

Chaudet también fue reconocida por su habilidad para adaptar su estilo a las preferencias de sus clientes, lo que le permitió mantener una carrera exitosa durante varias décadas. Su capacidad para captar la moda y las tendencias de la época se refleja en los detalles de vestimenta y accesorios en sus retratos, lo que proporciona una valiosa documentación histórica de la moda infantil del siglo XIX.

En definitiva, Jeanne Elisabeth Chaudet no solo fue una destacada pintora de niños, sino también una innovadora artista que supo capturar la esencia de su tiempo a través de sus obras. Su legado perdura en la historia del arte como una pionera en la representación de la infancia y una maestra en la combinación de técnica y emoción en sus retratos.