Retrato de Susana Lunden de Rubens
Los historiadores no se atreven a confirmarlo con absoluta seguridad, pero es una opinión prácticamente unánime que la mujer retratada en este cuadro de Rubens es Susana Lunden. La cual posaría para el maestro flamenco entre los años 1622 y 1625, sin saber que unos años después, su hermana pequeña, Helena Fourment, se iba a convertir en la segunda esposa del pintor.
Sin embargo, cuando se hizo esta obra Peter Paulus Rubens todavía estaba casado con Isabel Brandt, y ciertamente tenía un contacto de familiares políticos con los Fourment. Es decir, que en esa atmósfera de relaciones hizo este retrato que tiene un aire informal.
Vemos a la mujer luciendo un anillo, por lo que seguramente sería un retrato realizado con motivo de su compromiso e incluso de su boda. Un retrato que se haría en estudio, pero que Rubens traslada a un exterior, y aún así fue capaz de pintar la luz natural. Algo que desde luego solo está al alcance de los más grandes maestros y que ha sido admirado por artistas posteriores. Como por ejemplo la pintora francesa Vigée Le Brun, que más de 150 años después se autorretrató y rindió un cumplido homenaje a esta obra de Rubens.
Lo cierto es que además de por su capacidad para pintar la luz, Rubens destacó enormemente en su tiempo por saber pintar a las mujeres, y dotarlas de una belleza y atractivo innegable. Y no solo hablamos de su forma de plasmar el ideal de belleza y las formas anatómicas femeninas. Sobre todo era capaz de crear verdaderas hermosuras con sutiles detalles. Como por ejemplo, pintar los ojos un poquito más grandes y oscurecer el tono del iris. Aquí lo vemos por ejemplo, y además el efecto de la luz hace que esos ojos brillen, más bien deslumbren.
Pese a eso no nos mira. Es giro de ojos y su sonrisa coqueta, hacen que estemos ante un rostro de lo más femenino, que juega con lo espontáneo y la reserva. Un rostro que por otra parte tiene el típico tono nacarado de Rubens. Un tono que aquí amplia al busto, donde llama la atención el pronunciado escote que deja a la vista gran parte de los pechos.
En fin, todas la carnaciones de la mujer, tan claras destacan sobre manera ya que están rodeadas por prendas de tonos oscuros, o por el propio sombrero que cubre la cabeza de Susana Lunden. Un sombrero que vemos adornado y de tela, pero que pese a ello ha servido para que en alguna ocasión, en el catálogo de la National Gallery de Londres donde se conserva este óleo sobre tabla, la obra se haya llamado “El sombrero de paja”.