Peces dibujados en la arena de Masson
La trayectoria de André Masson (1896 – 1987) es una de las más peculiares de todos los artistas de las primeras vanguardias históricas del siglo XX. Ha sido un pintor que a lo largo de los años ha trabajado lo figurativo, pero también lo abstracto, la pintura esquemática y la automática, la monocroma y la desbordante de colores. En definitiva, un artista que pasó por varios estilos y diversas fases creativas a lo largo de su vida.
Sus primeros pasos podemos decir que los dio dentro del movimiento cubista, pero con una versión muy personal de este estilo, ya que muy pronto incorporó a las formas geométricas una peculiares líneas curvas y onduladas, que no cuadraban demasiado con los patrones más rígidos de ese arte.
Y menos aún cuando esas líneas onduladas y grafismos los comenzó a ejecutar de manera continua. Es decir, enlazaba unas formas con otras sin levantar el pincel de la tela. De alguna manera era como un acto automático en el que el resultado era imprevisible. Eso le unió desde muy pronto con los artistas del Surrealismo. Especialmente con el poeta André Breton.
Así es como llegó a obras como la que vemos aquí: Peces dibujados en la arena de 1927. En este tipo de cuadros repletos de automatismos, se inventó un nuevo procedimiento.
El primer paso de su trabajo era encolar el lienzo, echando en su superficie una gran cantidad de adhesivo líquido. Y tras eso, con el lienzo apoyado horizontalmente echaba arena sobre el mismo. No tenía ningún control sobre lo que iba a pasar, ya que tras eso levantaba el lienzo, lo ponía en situación vertical, y parte de la arena caía, pero también había zonas donde quedaba adherida a la tela. De modo irregular, con distintas rugosidades y grosores. Esa era la superficie sobre la que definitivamente iba a pintar.
Si bien, no lo hacía de un modo tradicional con un pincel. No. La pintura la volvía muy líquida y la iba vertiendo como un hilo sobre la arena. Quedaba una línea muy sinuosa a la que iba dando forma a pulso. Sin duda, fue un método que fascinó al resto de artistas surrealistas, ya que su automatismo, su novedad y sus sorprendentes resultados lo tenían todo para maravillar a aquellos creadores ávidos de nuevas fórmulas artísticas.
Sin embargo para Masson no fue más que otro pasito más en su trayectoria. Tras eso optó por una pintura mucho más figurativa, lo cual supuso un enfrentamiento con los que antes eran sus acérrimos seguidores. Sin embargo, el distanciamiento era inevitable, ya que a Masson todavía le quedaban muchos caminos creativos por explorar.