Primer discurso de Lenin de Konstantin Yuon
Primer discurso de Lenin de Konstantin Yuon
El título exacto de esta obra de Konstantin Yuon (1875 – 1958) es La primera aparición de Lenin en Smolny, en el Soviet de Petrogrado del 25 de octubre de 1917. Sin embargo, el autor no estuvo presente en ese acto, sino que lo pintó en 1935 a partir de una fotografía antigua de aquel acontecimiento.
La trayectoria de este pintor es muy curiosa, además de muy dilatada en el tiempo, ya que empezó desde muy joven a pintar. Eso sí, inicialmente lo hizo seducido por el arte impresionista, en especial por las obras de Camille Pissarro, cuyo trabajo el fascinó durante un viaje a París.
No obstante también se dejó empapar por otras artes de vanguardia y durante las primeras décadas del siglo XX dejó algunas de sus obras maestras de clara inspiración simbolista y dominadas por el color. Un estilo que plasmó como pintor pero también en su faceta de diseñador de escenarios de teatro y época, labor en la que alcanzó un enorme prestigio.
Sin embargo con el paso de los años, tanto por convicciones como por mera supervivencia se fue adaptando a la nueva situación de la URSS postrevolucionaria, en especial desde que Stalin entró a gobernar y a hacer incesantes purgas de todos los críticos y de aquellos que hacían un tipo de arte que no se consideraba apropiado para los ideales soviéticos.
Fue así como Konstantin Yuon cambió su estilo y se acercó al realismo socialista, el preferido por el poder en la URSS. Un tipo de arte propagandista y donde las referencias a la Revolución de 1917 y al gran líder Lenin son constantes. En esa línea se entiende este lienzo en el que vemos al político arengando a la concurrencia desde su primer discurso.
Sin duda en una actitud bien diferente al intimismo como el que otro pintor ruso nos había presentado a Lenin en Smolny. Y es que si Adam Brodsky se había convertido de alguna forma en el pintor de cámara de Lenin, con sus imágenes más populares pero también más personales. En el caso de Yuon cumplió un papel parecido con Josef Stalin, pero con un tono siempre más propagandístico. Por ese motivo nunca le faltó el trabajo como pintor, como académico o como docente, además de un buen número de reconocimientos a lo largo de su vida.
Si bien esa vertiente política no es impedimento para juzgarlo como un artista superdotado técnicamente, Incluso encorsetado en los estándares del realismo y la propaganda de la época se manifiesta como un dominador del color y la composición, como se puede ver en esta imagen donde la muchedumbre de frente, la arquitectura ocupando e iluminado toda la parte superior y los personajes más relevantes en el cuarto inferior derecho son un conjunto perfectamente compensado y dinámico. Con el valor añadido y osado que siempre supone colocar a un protagonista dando la espalda a los espectadores, como ocurre en este cuadro.