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Comunistas interrogados de Deineka

Publicado por A. Cerra

Comunistas interrogados de Alexander Deineka

La pintura en la Rusia de los primeros años de régimen comunista tuvo unas claras intenciones propagandísticas. Y en eso había un estilo que cuadraba mejor que ningún otro. Hablamos de las formas realistas que por ejemplo podemos ver en cuadros de artistas como Brodsky. Si bien ese realismo en ocasiones permitía verdaderas exageraciones a mayor gloria de la Revolución Rusa y de sus protagonistas, como podemos observar en una obra como El Bolchevique de Kustodiev.

No obstante, aunque el tono de propaganda en el arte ruso de los años 20 y 30 del pasado siglo sea algo generalizado y el realismo el estilo imperante, es verdad que hay artistas que tuvieron una personalidad contrastada que hace que sus obras sean interesantes por los rasgos personales que ellos aportan.

Un ejemplo puede ser Alexander Deineka (1899 – 1969). De él es este gran lienzo (130 x 200 cm) que mostramos aquí y cuyo original se puede ver en el Museo Ruso de San Petersburgo. Un cuadro que hizo en el año 1933 que lleva por título Comunistas interrogados, y como subtítulo “En el Estado Mayo de los blancos”, en clara alusión a la terminología de la Revolución Rusa, donde los comunistas eran los rojos y los zaristas los blancos.

Deineka siendo muy joven participó en aquella revolución en el lado comunista y también hizo de periodista. Así que años después pintó cuadros como estos en los que supuestamente plasmaba sus recuerdos. Y lo hacía con el tono de alabanza hacia el régimen pero con gran expresividad.

Vemos en la escena como un comunista de pie es interrogado mientras que es amenazado por varias pistolas que lo apuntan. En cambio él, que ya sabe su triste final, se mantiene orgulloso y firme. En absoluta oposición a los personajes que hay en la mesa, en una actitud más de sobremesa que de hacer un interrogatorio. Ahí aparecen varios generales y militares, así como un pope de la iglesia ortodoxa rusa. Y sobre el mantel blanco de la mesa vemos botellas de alcohol y cigarros, al igual que en la zona izquierda de la tela hay una mujer, una prostituta que todavía refuerza la idea de corrupción del sistema.

El discurso y el mensaje está bastante claro. Pero lo más valioso de la obra es la peculiar composición que usa el artista, con dos grupos. El de los corruptos en torno a la gran mesa blanca y en primer plano. Y el de los personajes que hay de pie en segundo plano, casi todos ellos a contraluz y sin tan apenas detalle, salvo en el personaje interrogado que incluso en esa penumbra le distinguimos su gesto de dignidad y valentía.