Rendición de Bailén de Casado del Alisal
El título completo de esta obra de José Casado del Alisal (1832 – 1886) es La rendición de Bailén (de la Tradición y de la Historia). Un lienzo de grandes dimensiones (338 x 500 cm.) que se pintó en el año 1864 y hoy en día se guarda en el Museo del Prado de Madrid.
Casado del Alisal es uno de los grandes pintores españoles del género histórico durante la segunda mitad del siglo XIX. Gran parte de esas obras las realizó durante sus años de formación tanto en Italia como en París. Ahí pintaría por ejemplo el Juramento de las Cortes de Cádiz en 1810 y también el lienzo de La Rendición de Bailén.
En este representa un episodio clave de la Guerra de la Independencia entre España y la Francia de Napoleón. Tras la batalla de Bailén fue cuando gran parte de la cúpula militar francesa se rindió a los oficiales franceses. Eso es lo que retrata, y si bien se basa en un momento histórico, lo hace con tremenda libertad, ya que esa rendición no se plasmó en el campo de batalla tal y como vemos aquí, ni estuvieron presentes todos esos soldados.
Al fin y al cabo, el pintor no vivió aquello y lo pintó 50 años más tarde. Así que se trataba de plasmar el suceso con una intención ideológica, y también quería rendir homenaje a todos los generales españoles y franceses involucrados en aquel combate tan cruento como decisivo. De hecho algunos no pudieron asistir a la firma de la rendición por haber muerto en el campo de batalla.
Y por otra parte, Casado del Alisal también quiso rendir un tributo a un pintor clave de la tradición pictórica española. Nos referimos a Diego de Velázquez, y es que es evidente que su obra se basa en La rendición de Breda o Las Lanzas, que también cuelga en la actualidad en el Museo del Prado.
Por eso, eligió una composición en la que se ven dos grupos con ambos ejércitos, dispuestos ante una panorámica del escenario de la batalla. Un conjunto donde llaman la atención los banderines y estandartes homenajeando a las famosas lanzas velazqueñas. Mientras que en el centro aparecen los altos mandos, sobre todo el español General Castaños y el francés Dupont con una actitud honorable y respetuosa entre sí.
No obstante, aún siendo muy importante el influjo del arte de Velázquez, es innegable que Casado del Alisal había aprendido mucho en París, y todo tiene un toque muy propio del Romanticismo francés, así como su técnica es deudora del modo de trabajar del incipiente Realismo.