Retrato de Galileo Galilei de Justus Sustermans
Este es uno de los mejores retratos que conservan el gran científico Galileo Galilei, el cual fue pintado en el año 1636 por el artista Justus Sustermans (1597 – 1681), un pintor de origen flamenco, concretamente nacido en Amberes, pero que alcanzó el éxito y el prestigio en Italia, donde sobre todo desarrolló su labor como retratista.
La formación de este pintor del Barroco comenzó en su ciudad belga natal, pero pronto se fue a París para continuar con su formación. Y fue allí donde estableció contacto con la poderosa familia Medicis, grandes amantes del mecenazgo desde siglos atrás. De hecho, el artista comenzó a ser conocido como Giusto Sustermans y pasó a ser el pintor de cámara de varios duques de Medicis: Cosme II, Fernando II y Cosme III, para lo cual obviamente se trasladó a Italia, y más en concreto a la ciudad de Florencia.
Allí alcanzó el cenit de su arte, especialmente con una lista infinita de retratos que realizó, si bien entre su producción pictórica también nos han llegado otras obras de temática religiosa, histórica y mitológica.
Lo cierto es que fue por su relación con los Medicis como estableció contacto con Galileo, uno de los más grandes científicos de toda la historia, y que contó con el favor de los duques florentinos, pese a su enfrentamiento con las altas esferas de la Iglesia Católica.
De hecho, Galileo (1564 – 1642) inventó el telescopio y ese singular invento lo disfrutó en muchas ocasiones contemplando el firmamento con Cosme II de Medicis, un gran apasionado a la astronomía y que gozaba de la compañía de Galilei tanto en Florencia como en Pisa, donde incluso se hizo construir su propio observatorio.
Sustermans pintó en varias ocasiones a Galileo Galilei, y se le atribuyen hasta tres obras con su retrato. Y de ellas posiblemente la más valiosa sea la que os mostramos aquí, la que realizó en 1636, cuando el científico ya era un anciano que superaba los 70 años de edad. Un óleo que en la actualidad se conserva en la Galeria de los Uffizi de Florencia.
Pero no solo eso era una persona de edad muy avanzada y con duros achaques de salud, sino que por entonces Galileo había sido condenado por la Inquisición romana a arresto domiciliario de por vida. El motivo había sido defender la teoría de que la Tierra no es el centro del Universo y que nuestro planeta gira alrededor del Sol. Una conclusión a la que había llegado tras sus estudios astronómicos y sus descubrimientos hechos gracias a la invención del telescopio, con el cual fue retrato en esta obra. Pero a la que tuvo que renunciar públicamente tras aquel juicio inquisitorial. No obstante, es famosa su frase «y sin embargo, se mueve» con la que en su fuero interno manifestaba su convencimiento de que tenía razón.