Retrato de Rudyard Kipling, de Collier
El pintor John Maler Collier fue uno de los grandes retratistas de su tiempo, y si bien tal vez sean más atractivas sus pinturas de ambientes legendarios e históricos en las que suelen aparecer mujeres con poca ropa y mucha sensualidad. Como por ejemplo su célebre cuadro de Lady Godiva.
Sin embargo, alcanzó un indudable prestigio como retratista. Y de hecho para él posaron muchas de las grandes personalidades británicas de la segunda mitad del siglo XIX y los comienzos del XX. Algo para lo cual influyó, no solo su capacidad pictórica, sino también sus orígenes familiares, ya que los Collier era una reputada estirpe de personajes políticos y del mundo de la justicia en Inglaterra. Así que ya contaba con una importante serie de contactos.
De este modo John Collier, a lo largo de su vida (1850 – 1934) a banqueros, catedráticos de universidad, aristócratas, incluidos el rey Jorge V, políticos, militares, marahajás indios y científicos, entre ellos al famoso Charles Darwin, cuyas teorías sobre la Evolución de las Especies estaban en discusión, y la familia de Collier era una firme defensoras de ellas.
Para hacernos una idea de la importancia que este artista otorgaba al retrato basta con saber que fue uno de los miembros fundadores de la Sociedad Real de Retratistas, así como perteneció a otras academias y sociedades artísticas como el Instituto Real de Pintores. Y es que su labor era muy valorada, tanto como pintor como teórico del arte, campo en el que publicó varias obras a lo largo de su vida. Es decir que se convirtió en un destacado personaje de la cultura inglesa.
Algo que le emparenta con uno de sus retratos más célebres e internacionales. Nos referimos al escritor Rudyard Kipling (1865 – 1936), autor de varias novelas como Kim, así como de centenares cuentos breves y de famosos poemas. Un personaje que también alcanzó mucho prestigio en su época alcanzó el rango de Caballero de la Orden del Imperio Británico, si bien este honor y otros de nivel similar los rechazó en varias ocasiones. Así como también ganó el Premio Nobel de Literatura de 1907. Un galardón que en esta ocasión sí que aceptó, de manera que se convirtió en el primer autor inglés en recibirlo. Si bien cuando Collier lo retrató todavía faltaba mucho para tal éxito, ya que era el año 1891 y para entonces solo era un escritor de cuentos, periodista y viajero bastante conocido, pero que todavía no había publicado su primera gran obra: El Libro de la Selva.