Retrato en miniatura de Hillyarde
Nicholas Hillyarde (1547 – 1619) fue un pintor famoso en su tiempo de la Inglaterra isabelina. En este caso vemos en la imagen un retrato de un noble de su tiempo, realizado en miniatura.
Se trata de un joven de apariencia más bien endeble que está recostado en una pose muy lánguida en el tronco de un árbol. Toda su figura se nos muestra rodeada por un rosal silvestre con muchas y simbólicas espinas y la mano de derecha del muchacho la pone sobre el corazón en una actitud un tanto teatral.
Puede parecer una obra menor, pero esta miniatura realizada en 1588 se puede ver expuesta en el Museo Victoria y Alberto de Londres, donde aparece con el título de Muchacho bajo las rosas. En ese mismo museo se encuentra la gran mayoría de sus obras, así como en la Galería Nacional de Retratos del Reino Unido. Y lo que es cierto es que prácticamente todas sus creaciones se conservan en Gran Bretaña, ya que se trata de un tipo de pintura muy del gusto inglés, y bien distinta a la que estaban realizando otros contemporáneos suyos en el resto de Europa.
Es más que posible que este pequeño retrato fuera encargado por el propio protagonista de la imagen, para obsequiar con ella a su amada. Esto se puede deducir por la inscripción en latín que se puede ver junto a la imagen. En ella se lee Dat poenas laudata fines, lo que viene a significar algo así como que mi fidelidad es inquebrantable y también es la causa de mi mal. En definitiva, es una imagen prototípica de los jóvenes enamoramientos de la época isabelina. Al igual que en las representaciones teatrales de su contemporáneo William Shakespeare, el amor juvenil se expresaba con personajes que se dedicaban al galanteo de sus amadas, por mucho que en ocasiones sufrieran sin recompensa alguna.
Lo cierto es que era un estereotipo que más bien socialmente se entendía como un juego y mucho teatro. Por eso Hillyarde nos muestra al muchacho con un gesto y postura excesivamente afectada y hasta artificiosa. Ya que lo que pretendería con esta imagen, era que cuando le fuera entregada a su pretendida, esta sintiera lástima de él y de su “fidelidad inquebrantable” y finalmente fuera correspondido.
Se desconoce la identidad del noble retratado, aunque los historiadores especulan, y algunos aseguran que se trataría de Robert Devereux II, conde de Essex. El caso es que este retrato es típico de la producción artística de Hillyarde, quién destacó no solo como pintor sino también como orfebre. Hizo abundantes retratos en miniatura de este tipo o un poco mayores, de caballete, casi siempre enmarcados por ese marco ovalado, y para él posaron gran parte de la corte de la reina Isabel I y su sucesor, aunque no descendiente, Jacobo I de Inglaterra.
Es indudable su capacidad técnica y la delicadeza de su pintura, lo que provocó que recibiera muchos encargos, aunque sin embargo siempre anduvo con problemas económicos.