Rinoceronte, Durero
A día de hoy, parece impensable que cualquier persona no pueda reconocer a un animal tan característico como lo es un rinoceronte, sin embargo, hemos de pensar que a lo largo de la Edad Moderna -y más aún en la Edad Media- el desconocimiento de la clase popular e incluso de los eruditos en algunos temas, estaba más bien limitado. En este sentido, al hablar de animales procedentes de lugares tan lejanos como África o Asia, a menudo la imaginación se conjugaba con los relatos casi siempre inverosímiles de los viajeros o incluso había que recurrir a fuentes tan antiguas como los historiadores clásicos.
Quizás fuese por eso por lo que, cuando a principios del año 1514 el Sultán Muzafar II regaló al monarca de Lisboa un ejemplar de rinoceronte procedente de la India, el animal causó sensación; no en vano, era la primera vez desde la época del Imperio Romano, que un animal de estas características pisaba suelo europeo. El destino del animal resultó ser fatídico ya que el monarca decidió regalar a su vez el animal al papa Leon X con el fin de ganarse su favor y el animal puso rumbo a Roma. Lamentablemente el barco en el que viajaba fue hundido por una tormenta en la costa italiana y el animal pereció en el naufragio, aunque su cadáver fue recuperado y devuelto a Portugal para ser disecado.
Con la fascinación de un animal extraño sumado a su periplo por medio mundo, no parece extraño que las noticias de su existencia recorriesen cada rincón del continente europeo. En este sentido, un comerciante que pudo ver a la fiera envió una misiva a un colega y artista que residía en Núremberg, Alberto Durero. El artista recibió dos misivas del mercader Valentim Fernandes hablándole sobre el animal, en la segunda de ellas además se incluía un boceto de la bestia.
A raíz del boceto enviado por el mercader Durero realizó dos dibujos y del segundo extrajo el modelo para realizar su famosa xilografía en 1515. La pieza que en la actualidad se exhibe en el British Museum de Londres, fue la obra con la temática de un animal más copiada hasta el siglo XVIII cuando apareció un modelo de rinoceronte más realista que el de Durero.
El artista renacentista planteó un animal extraordinario cuyas grandes placas parecen parte de una armadura medieval, con las patas escamadas y forma de sierra en los cuartos traseros; también le añadió un gorjal y un pequeño cuerno en el lomo. Pese a todas las incongruencia el esquema del artista fue muy copiado y a partir de sus dibujos, pero sobretodo de su xilografía por su fácil difusión, se crearon otras obras con las mismas características.