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Pedro Pablo Rubens (1577-1640) (II)

Publicado por Chus

las-tres-gracias.jpgEn el ciclo para la “Galería de María de Medicis” del Palacio de Luxemburgo (actualmente en el Museo del Louvre) su barroquismo llega a sus últimas consecuencias. En 1626 muere su mujer (Isabel Brant) y Van Dyck se instala en Mantua, pero ninguno de esas pérdidas cambia la trayectoria fructífera del pintor flamenco, quien tanto realiza bocetos para tapices con el tema “Triunfo de la Eucaristía”, encargados por la archiduquesa Isabel Clara Eugenia para el convento de las Descalzas Reales de Madrid, como los retratos de “María de Medicis” y “Ana de Austria” (Museo del Prado).

En 1628 Rubens viajó por segunda vez a España, a la corte de Felipe IV, donde se hizo amigo de Velázquez, a quien aconseja que viaje a Italia para conocer directamente la obra de los grandes maestros. Pese a que el pintor es ya un artista plenamente maduro y consagrado, su admiración por los grandes artistas de las colecciones reales es tal que no duda en seguir copiando los diversos originales, sobre todo de su admirado Tiziano.

Por cuestiones diplomáticas o por nuevos encargos artísticos viaja por los principales focos europeos, como Bruselas o Londres (donde lo recibió el rey Carlos I). En 1630 regresa a Amberes donde contrae matrimonio con la joven Elena Fourment, que parece revivirlo y fomentar aún más si cabe su creatividad, además de servirle de modelo para numerosas composiciones (“Las Tres Gracias” por ejemplo). Comienza la serie de “Aquiles”, la de “Los trabajos”, etc. La muerte de la infanta Isabel Clara Eugenia y la llegada del infante cardenal Don Fernando, hace que Rubens se presente ante él y le muestre su total adhesión, lo que conlleva que el cardenal le nombre su pintor. No fue éste el único honor dispensado, ya que Felipe IV lo había nombrado caballero, Carlos I le concedió el título de Sir y María de Medicis y Federico de Orange lo distinguieron con grandes muestras de consideración y estima.

Los rasgos definitorios del estilo pictórico de Rubens son, por un lado la grandiosidad de sus composiciones, el gran sentido del drama que posee y el gusto por las potentes anatomías, con poderosas musculaturas masculinas (de influencia miguelangelesca) y la preferencia por las tonalidades claras, sonrosadas, y las carnes abundantes, exuberantes en las anatomías femeninas, mostrando en ellas una forma característica suya, sus mujeres gruesas, de figura redonda, de ampulosas curvas. Respecto a la técnica utilizada, como gran admirador de Tiziano, suelta la pincelada y valora enormemente el color como definitorio de la pintura, con gamas cromáticas que nos remiten a la escuela veneciana, aunque también era un gran dibujante, lo que se trasluce en sus obras. Valora enormemente el movimiento, con cuerpos contorsionados, colocados en profundas y enérgicas diagonales (tan del gusto barroco), árboles torcidos, suelos ondulantes, etc.

Además cultivó todos los géneros, el mitológico, el religioso, el retrato, el paisaje, el costumbrismo, etc, siendo su obra enorme, ya que contaba con un importante taller, en el que colaboraron discípulos como Van Dyck o Jordaens, quienes realizan en ocasiones muchas partes de los lienzos.