Scotland forever! de Elizabeth Thompson
Este es un caso muy curioso de una pintura de corte y temática militar realizada por una mujer, Elizabeth Thompson, en el año 1881. Una obra que se ha convertido con el paso de los años en todo un icono de heroicidad y que en la actualidad el lienzo se encuentra en la Leeds Art Gallery, en Gran Bretaña.
Paradójicamente, la pintora nunca contempló una batalla personalmente, pero aquí consiguió captar el espíritu de esos momentos. Y todo ello gracias a que sí que pudo ver las maniobras del regimiento de caballería que comandaba su esposo el teniendo general Sir William Butler. De hecho ella ha pasado a la posteridad tanto por su nombre como por Lady Butler (1846 – 1933). Lo cierto es que es una de las pintoras de batallas más exitosas de toda la historia, y entre toda su producción destaca este cuadro.
Representa el momento en el regimiento Royal Scots Greys inicia la carga al galope en la batalla de Waterloo de 1815. Un momento en el que el grupo de soldados lanza su grito de guerra: Scotland forever!, o sea, ¡Escocia por siempre! Evidentemente, dadas las fechas es imposible que la autora presenciara tal episodio histórico, pero aplicó todo su saber hacer e imaginación para recrear el acontecimiento de una forma creíble.
Es cierto que los historiadores ven ciertos errores en los uniformes y en otros detalles, pero el mensaje de valor y determinación en la batalla es evidente. La mejor prueba de ello es que cuando se mostró por primera vez la composición tuvo un éxito enorme. Y acabaron realizándose varias réplicas, algunas de ellas se les mandaron a personajes como el zar ruso Nicolás II o el káiser de Prusia Guillermo II. Y se sabe que durante la Primera Guerra Mundial, el ejército prusiano usaba esta imagen como reclamo propagandístico, eso sí tras un retoque de los uniformes para que no hubiera confusión.
La verdad es que de sus pinceles salieron imágenes icónicas de acontecimientos que nunca contempló, tanto de la Guerra de Crimea, como de los enfrentamientos con las tropas napoleónicas. Y curiosamente ella misma en su autobiografía dijo: “Nunca pintó por la gloria de la guerra, sino para retratar todo su patetismo al mismo tiempo que su heroísmo”. Y la verdad es que nunca se dedicó a pintar combates de manera específica, e incluso no son habituales las representaciones de los enemigos. Lo suyo es precisamente pintar a las tropas británicas tal y como las podía ver el oponente. Quizás por ese punto de vista y por sus atrevidos encuadres alcanzó un enorme éxito en vida, a lo cual ayudó tanto el clima de nacionalismo victoriano de la época como su afable carácter y su belleza natural, ya que nadie se espera que una mujer pintara semejantes cuadros.